A veces hasta yo mismo me sorprendo de lo inseguro que puedo llegar a ser. Y esto no es una frase hecha, que conste. Reconozco que me cuesta creer que tengo razón a la mínima que se me lleva la contraria y que muchas veces no llego a expresar mi opinión por miedo a qué pasará después. Es algo de lo que he adolecido desde siempre y que mejora muy poco a poco, aunque alguna mejora he conseguido.
Y, por supuesto, el ámbito donde más se nota esto es en mis amorios. Desde siempre he sido una persona especialmente enamoradiza, supongo que por culpa de esta inseguridad que me atenaza. Tengo cierta tendencia a evitar relacionarme con quien me interesa o me atrae y eso es porque así no me arriesgo al rechazo. Cosa que es un poco estúpida porque estoy muy contento con mi manera de ser. Tengo más o menos claro que soy una persona a conocer y que he sido y seré siempre buena pareja para las mujeres que han querido o querrán compartir mi tiempo. Y, sin embargo, me cuesta de creerlo cuando estoy en su presencia. Algo me atenaza por dentro y me impide mostrarme como soy realmente, con lo que mis posibilidades de iniciar una relación sentimental bajan muchísimo.
Todo esto viene a cuento por dos cosas que me han pasado en los últimos días y que me han hecho recapacitar sobre ello. Hoy he tenido el inmenso placer de compartir un rato con una chica que, desde el primer momento que la vi, me atrae como un imán. Es exagerado lo mucho que me gusta y, sin embargo, no puedo prácticamente ni dirigirle la palabra. Me tiene extasiado, obnubilado, perplejo por esa atracción tan fuerte sin apenas conocerla, contento de sentir y triste por no saber expresar. Y me duele, me duele mucho el tenerlo tan claro y no poder decirlo. Me encantaría poder hablar con ella de forma medianamente natural e invitarla a tomar algo para poder conocerla mejor y que me conociera, pero algo me congela la expresión y apenas puedo saludarla. Me duele.
Lo otro es aún peor. Aparte de ser muy enamoradizo soy lo que se dice una persona tenaz u obstinada en sus sentimientos. Hace mucho tiempo conocí a una chica por la que bebía los vientos como ahora con la chica de la que antes he hablado. Puede que incluso más. Aquello me dió muy fuerte. Tanto que conseguí vencer mi timidez y salí con ella a tomar algo, a la bolera, al cine, de fiesta y me lo pasé realmente bien. Ella también disfrutó mucho de esos momentos, me lo ha reconocido muchas veces. Dice que soy alguien muy especial. Pero que no puede ser. Y eso me dolió mucho, puede que explique parte de mi inmensa timidez. Me rechazó cuando más la quería, cuando mejor estábamos. Mi sucia boca intentó poner nombre a un sentimiento y etiquetó algo que quizá no debía ser mencionado y sufrí un inevitable y doloroso rechazo...
Lo lamenté mucho, me dolió sobremanera, pero pude sobreponerme a pesar de que la relación se estropeó mucho. Llegamos incluso a trabajar juntos y entonces la relación se deterioró mucho más. Hubo odios, peleas, celos e insultos en según qué momentos. Luego la cosa mejoró un poco, pero no demasiado. Yo, de hecho, salí con una antigua amiga suya con la que se había peleado principalmente por darle celos, aún a pesar de que la terminé queriendo mucho, también.
Pero lo importante, lo realmente importante y que sólo yo sé (y ahora vosotros) es que nunca he dejado de quererla. Escondido, sin apenas hacerse notar, estaba el sentimiento original, el que hizo que le dijera que le quería y que quería hacerla mía y entregarme para siempre. Ese no ha desaparecido, ni siquiera hoy.
¿Y qué importancia tiene? Pues yo pensaba que ninguna, pero me equivoco, como siempre. De vez en cuando, y sólo de vez en cuando, le llamo y nos contamos cómo nos va. Ella ya no vive aquí, se fue a vivir hace unos meses fuera de España por cuestiones de trabajo y ya no la veo casi nunca. Puede que coincidamos algún día cuando viene a ver a su familia, pero creo que ella nunca se acuerda de mí. Yo sí me acuerdo de ella, mucho. Ayer no pude resistir la tentación y le llamé. No tenía que haberlo hecho, lo se, pero lo hice. Sigue fuera, dice que a lo mejor vuelve la semana que viene y que me llamará para hacer un café. Puede que lo haga, aunque yo creo que no. El caso es que volví a corroborar que le sigo queriendo. Me dijo que cuando quisiera podía ir a visitarle, que tenía sitio en su casa para mí y, durante un segundo, pude notar que el sentimiento de amor que tengo hacia ella no ha caido siempre en saco vacío. Que puede que no lo reconozca del todo o que no quiera expresarlo o que le de miedo o que no me vea como su pareja, pero vi claro que, en el fondo, ella también me quiere. Claro, todo esto sólo ha provocado que me sienta más melancólico y triste porque sé que no saldrá bien. Que puede que vaya a verle y que nos lo pasemos bien, pero que de ello nunca saldrá nada estable. Y me duele también. Porque somos compatibles, porque le quiero con locura y porque sé que si se rindiera al sentimiento yo podría hacerle la mujer más feliz del mundo. Porque sé que si ella me lo pidiera yo me iría, lo dejaría todo y me instalaría donde ella vive. Porque sé que pensar todas estas cosas no me hacen bien, sino todo lo contrario. Pero... !qué bonito es soñar a veces¡ El rato que he fantaseado con una vida en común con ella ha sido lo más hermoso que he tenido en mucho tiempo y no me arrepiento. Sé que iré a verle en cuanto pueda, pero no me importa saber que mi tiempo cae en saco roto. Realmente lo único que me importa es poder verle otra vez...
Estoy jodido...
Escrito por Somófrates a las 20 de Enero 2004 a las 05:32 PM¿? A qué viene eso, Somo?
Escrito por Anakinet a las 20 de Enero 2004 a las 05:39 PMHola de nuevo! Te entiendo, muchos hemos tenido un amor imposible. Su propio nombre lo define: imposible. Siento ser drástica pero creo que te tienes que hacer a la idea de que no te quiere o, por lo menos, no de la manera que tu quieres. A veces cuesta de asumir pero lo cierto es que por lo que me has contado ya te conoce y si no quiere estar contigo no querrá nunca. Probablemente si fuerzas la relación, por ejemplo yendo a verla lo único que conseguiras es perder tú, porque te haras más daño. Lo único que puedes conseguir es que vuestra amistad se deteriore. Seguro que notas un cariño especial en ella pero es lógico teniendo en cuenta que sabe que la quieres. Yo no se demasiado del amor pero se que soy obstinada como tú. Y la mejor lección que he aprendido es que hay que saber cuando es el momento de ponerle fin a las cosas. Es un consejo, a lo mejor no te gusta pero es como lo pienso. Se que no lo vas a escuchar si es eso lo que tienes en la cabeza pero con el tiempo sabrás que era un buen consejo. Besos
Escrito por secuestada x la luna a las 20 de Enero 2004 a las 05:43 PMPuedo entenderlo...
De hecho no es la primera vez que lo intento pero... es difícil. ¿Cómo puedes perder la esperanza en una de las pocas cosas que realmente quieres? Creo que sería como pegarme un tiro. No se, tengo que meditarlo, pero creo que iré a verla igualmente. No puedo hacer otra cosa, de hecho...
Hola compañero,
Te entiendo perfectamente. Pero vamos, al 100%.
Si te sirve de algo, que sepas que debo sufrir tu misma enfermedad, porque comparto todos los síntomas.
Un saludo,
Kenshin / Otro Padawan
Me suena de algo esa inseguridad... Si encuentras el remedio avisa ;)
No creo que pueda encontrar remedio, la verdad. Lo creía hace un tiempo y, de hecho, no lo padecí durante una época pero no es la panacea. Según qué etapas son más llevaderas, nada más. Normalmente soy así y así seguiré (joer, parezco Alaska).
Escrito por Anakinet a las 21 de Enero 2004 a las 11:00 AM