1 de Abril 2004

Una noche con Nacho Vidal...

Hoy no está siendo un buen día, de momento. He llegado a trabajar a eso de las 12 y media, previa llamada al curro para explicar que he tenido una noche movidita y que, debido a un ataque de insomnio no he podido dormir hasta prácticamente la hora de levantarme y que, por supuesto, no estaba dispuesto a ir a trabajar en tan lamentable estado. Me han entendido bastante bien y, de hecho, cuando me han visto la cara al llegar no me han dicho nada. Era obvio que apenas he dormido...

Y la noche ha sido larga, extenuante, aunque reconozco que ha tenido sus puntos. Por supuesto, he de decir que a ratos ha sido muy angustiosa. Ese mirar al reloj y contar las horas que te faltan para despertarte y ver que cada vez son menos y que cada vez tienes menos sueño aunque estés más cansado. Es una angustia horrible y tengo tendencia a ponerme a hacer cosas para no pensar y probar de agotarme. He estado un par de horas leyendo blogs y navegando por Internet, me he visto un capítulo de la 3ª temporada de Ally McBeal y, ya desesperado, he cogido un libro que me compré ayer y me he puesto a leer sin esperar que me enganchara tanto. Parece una tontería, pero la verdad es que me ha atrapado un libro que, a priori, no parecía demasiado interante. No soy muy dado a leer biografías. Y mucho menos de gente como Nacho Vidal, actor porno español con una carrera meteórica...
Reconozco que he consumido material suyo alguna vez. Nunca he buscado su nombre en una carátula ni mucho menos, pero era habitual encontrarle en la películas de Rocco Siffredi hace unos años y ese si era un nombre que solía buscar. La verdad es que es difícil no fijarse en este individuo cuando lo ves en acción en la pantalla. Un metro ochenta y cinco centímetros de altura, hombros como un armario ropero, cada de loco y un miembro del tamaño de un vaso de cubata. Miento, más grande. Recuerdo haberle visto en una entrevista diciendo que no podía meterla en un vaso porque era más ancha que la circunferencia. La verdad es que su aspecto impone y te deja una impronta en la retina que hace que no lo olvides con facilidad, pero el caso es que no es por eso por lo que te acabas acordando de él, sino por la extremada violencia con la que trata a sus partenaires que, lejos de quejarse, ponen caras de éxtasis reales que son difíciles de ver en un producto de estas características. Realmente parecen disfrutar de todas las salvajadas que él les hace con esa cara desencajada y esas venas hinchadas a lo largo de toda su anatomía. Es humillante, agresivo, salvaje, realmente llega a mostrar todo un arsenal de fechorías delante de las cámaras y no puedes evitar mirar con una expresión mezcla de excitación y asco. Sí, a veces yo también he sido un salvaje en la cama, lo reconozco. Me gusta y no puedo evitarlo, pero siempre he sido un poco más comedido y atento a la más mínima queja porque no quiero hacer daño a nadie y menos humillar a alguien que no quiere ser humillado. Además, yo no dispongo de esa enorme herramienta por lo que no creo que pueda llegar a esos extremos de sadismo que él tan bien sabe aplicar a sus compañeras. Recuerdo que alguna vez he leido algo sobre un gran amigo suyo y precursor en estas lides, el ya mítico Rocco. Salvo algunas excepciones, todas sus compañeras de reparto estaban encantadas con el tratamiento que este italiano superdotado les aplicaba y lo reconocían ante las cámaras o el microfono sin ningún tipo de pudor. Nacho va un punto más allá. Realmente es un salvaje incontrolado que parece disfrutar con su trabajo y lo demuestra con esas caras agónicas que muestra siempre que la cámara le enfoca. Después de haberme leido una buena parte de su biografía he descubierto que padece migraña crónica y que cuando está ejerciendo su profesión la sangre golpea sus sienes con saña. Yo he echado algún polvo con sinusitis y es la cosa más dolorosa que he sufrido nunca. El momento de eyacular es dolorosísimo y te quita las ganas de hacerlo nunca más. Sin embargo, él es como un toro bravo, ese mismo dolor le espolea y le hace ser más salvaje y perder aún más el control. Realmente es una máquina de follar. Reparte esperma aquí y allá a toda mujer que se le ponga por delante, trabajando o no, y todas parecen estar encantandas con este hombretón de 30 años oriundo de Mataró. ¿Genio o villano? Difícil cuestión. A veces he pensado que esta gente son unos profesionales que se ganan la vida de esta manera y que hacen su papel y punto. Otras veces he pensado que son adictos al sexo que no tienen una vida personal que atender y que se olvidan de todo en una vorágine de sexo y drogas que los acaba matando. Pero creo que no es ni una ni otra cosa.
Nacho Vidal no tuvo una vida fácil, desde luego. Su biografía relata su infancia, su adolescencia y su juventud y te das cuenta de que cualquiera podría ser él, que no es nadie especial por su manera de ser (quizá sí por su pene). Ha frecuentado sitios que cualquiera puede ver, ha hecho la mili como cualquier hijo de vecino (en la Legión, nada menos) y ha pasado por las experiencias típicas de cualquier persona a esa edad. Cierto es, sin embargo, que sus experiencias con las drogas son algo más extremas de lo que es habitual, pero la verdad es que yo conozco gente con prácticas parecidas y son casi todos desechos humanos (salvo honrosas excepciones) y no estrellas del porno. Puede que detrás de todo esté la historia de su familia, con un padre que se hundió en la miseria cuando él era pequeño y que nunca logró levantar cabeza o con su abnegada madre, que luchó para poder sacar la familia adelante en vista de la falta de fuerzas que su marido padecía. No sé, esperaba otro tipo de historia, más cercana a las estrellas de Hollywood que no a un camionero de mi barrio. Me ha llegado la historia de este semental, capaz de ejecutar con maestría el mayor de los desprecios a su compañera de reparto y a la vez de demostrar una inmensa adoración a su madre y hermanos. Puede que haya nacido un pequeño ídolo para mí donde menos lo podía esperar.

Escrito por Anakinet a las 1 de Abril 2004 a las 04:53 PM
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