Supongo que más de uno y más de dos se habrán dado cuenta de que suelo poner nombres de canciones a mis posts (o lo que se me ocurra, claro). A veces tienen mucho que ver con lo que vais a leer. A veces no. Pero es que mi relación con la música es muy especial, en serio. Ya sé que es así para casi todo el mundo, pero es que yo tengo mis propias cancioncillas especiales, aquellas que te llegan al corazón y me gustaría comentarlas. Os dareis cuenta, también, de que en cuestión de gustos musicales soy un poco extraño y lo mismo te encuentras pop español de los 80 que Black Metal Noruego, es lo que hay, soy así...
Hay canciones que sueles asociar con momentos concretos de tu vida. Buenos y malos, claro. Yo tengo algunas gravadas a fuego con ese recuerdo concreto. Hay una que es especialmente claro el recuerdo. Hace 5 años un amigo mío murió en un accidente de coche y yo me enteré esa misma noche de rebote. Al principio no me lo creía, pero acabas asumiendo que es verdad, que no es una broma. Y me dí cuenta de que no podía llorar. Que me tenía que estar sintiendo fatal pero era como si no fuera la cosa conmigo. Estaba enfadado conmigo mismo por no ser como todo el mundo y llorar como estaban haciendo ellos. Sólo tenía una angustia enorme y un nudo en la garganta que amenazaba con ahogarme pero que no se deshacía ni con todo el agua del mundo. Así estuve un día entero, rabioso por no poder llorar. Hasta que, sin pensarlo, me puse a escuchar música en mi cuarto. Estaba leyendo y me puse el primer disco que tenía a mano, el Ride The Lightning de Metallica. Una, dos, tres canciones y yo leyendo tranquilamente y sin pensar lo que iba a pasar en breves segundos... Primeros acordes de Fade to Black y yo que levanto la vista un segundo del libro y pienso en el sentido de lo que está diciendo James Hetfield en esa canción:
Life it seems, will fade away
Drifting further every day
Getting lost within myself
Nothing matters no one else
I have lost the will to live
Simply nothing more to give
There is nothing more for me
Need the end to set me free
Things are not what they used to be
Missing one inside of me
Deathly lost, this cant be real
Cannot stand this hell I feel
Emptiness is filling me
To the point of agony
Growing darkness taking dawn
I was me, but now hes gone
No one but me can save myself, but its too late
Now I cant think, think why I should even try
Yesterday seems as though it never existed
Death greets me warm, now I will just say good-bye
Y lloré, lloré como un niño durante horas. Mi madre me llamó para comer e intenté disimular las lágrimas, pero volví a llorar en la mesa desconsolado hasta que mi hermano me llevó al terrado, me dió un abrazo y me dijo que sabía lo que estaba pasando por mi cabeza, que a él le había pasado también pero que era ley de vida y había que vivir con ello. Y yo lloraba y lloraba. Hasta que, ya extenuado, me quedé dormido en mi habitación con esos acordes resonando en mi cabeza. Nunca podré olvidarlo.
Hay otras canciones que evocan momentos tristes en mi vida, si bien no tanto. A veces oigo algunas canciones del No Need to Argue de The Cranberries y me acuerdo de Eyessel, me pongo Black Hole Sun de Soundgarden y me acuerdo de Silvia o Hailie's Song de Eminem y me acuerdo de Lydia. O tal vez alguna canción de los Rodriguez me haga saltar a la memoria los meses que estuve en un bar musical donde fui muy feliz y muy infeliz, depende del día.
Hay un repertorio enorme. Cuando me encuentro triste, o enamorado y no correspondido, suelo atarlo a alguna canción que en ese momento me llega y luego siempre me siento igual cuando la vuelvo a escuchar. Y lo malo es que yo soy una persona que no suelo cambiar mucho de música. Es decir, si a mi me gusta una canción, me la bajo de Internet y la escucho una y otra vez durante un tiempo (junto con unas cuantas, vamos) y luego pasa a un poso de canciones que cada día es más enorme. Cuando esto pasa, esa canción vuelve a ser escuchada cada cierto tiempo, y hace que recuerde esa sensación y me estremezca, para lo bueno y para lo malo. Como me suelo pasar muchas horas muertas en mi cuarto leyendo, me pasa que en una tarde puedo pasar por muchos traumas y muchas alegrías en muy poco tiempo. Ahora mismo, ese poso de canciones creo que ronda unas 500, más o menos, o sea que hay de todo. Desde unas rabiosas La mataré de Loquillo o You Oughta Know de Alanis Morrissette a unas melancólicas The Enigmatic Spirit de Vintersorg o Besaré el suelo de Luz Casal. Un abanico enorme de sensaciones que me invaden y hacen que llore o me ría según caen en ese momento...
Al menos sé que tengo mis pequeñas dosis alegres (o amargas, como el disco de Alanis, Jagged Little Pill) disponibles cuando quiera. Todo un catálogo mental de sentimientos clasificados como un Jean-Baptiste Grenouille auditivo que experimenta mezclando en una tarde el dolor más intenso con la alegría más dulce.
Aunque, ¿quien no ha sentido dolor escuchando The show must go on después de saber qué significa realmente? ¿Quien no se siente identificado con alguna canción que describe exactamente lo que vive o lo que está pasando en su vida? Creo que la música forma parte de todos nosotros y que, a veces, basta una canción susurrada en voz baja entre dos personas para crear un lazo afectivo.
Yo, por mi parte, seguiré recolectando. Alguna sugerencia? :-)
El "Loser" de Beck es ideal cuando sientes que "soy un perdedor" y quieres reírte de ello.
La discografía entera de PJ Harvey es una antología de dolor, melancolía y desesperación...
Varias decenas de canciones de Neil Young son pura vida comprimida en tres minutos (tengo especial predilección por "Barstool blues" y "Looking for a love").
La discografía de los Pixies es algo así como una fiesta de marcianos y criaturas de serie B.
La discografía de Tom Waits es un canto a la vida bohemia, con humor y melancolía a partes iguales.
Escrito por HenryKiller a las 13 de Enero 2004 a las 06:37 PMNo sé, se me ocurren muchas, pero estas que he puesto en el anterior comment son algunas de las más importantes para mí. Comparto más o menos todo lo que dices; ya conté en mi blog como incluso puede ocurrir que una canción que te gusta mucho sea una premonición de tu futuro... Va en serio, yo no creo en los videntes ni en el tarot ni nada de eso, pero sí que me han pasado cosas que salían en las letras de mis canciones preferidas... Supongo que el hecho de que te guste una u otra canción es por algo de tu carácter, y tu carácter es lo que determina tu futuro. O al menos eso es lo que me gusta pensar.
Escrito por HenryKiller a las 13 de Enero 2004 a las 07:13 PMLas asociaciones son muy intensas, es como lo dices, si hace mucho que no la escuchas de repente sientes ese vuelco en el alma, y todo vuelve para estamparse en tu memoria y en tus sentimientos. Cada cual tendrá las suyas, algunas de las mías son tan dispares como Tommy the Cat de Primus, Sun Is Shining de Bob Marley, A Strange Kind of Love de Peter Murphy o Les nits del liceu de Lax'n'Busto, vaya que como para etiquetar...
Por cierto que no tienen nada que ver con mis favoritas, algunas son lo que son por estar sonando en el momento preciso
Escrito por rita a las 13 de Enero 2004 a las 09:03 PMRita: Cierto, me he sorprendido a veces cogiendole cariño a una canción que ni por asomo me gustaría en condiciones normales pero que, por la situación, se me han incrustado pero a base de bien. Si leeis el post Penélope, por ejemplo, se me anexó sin mi permiso la de Chenoa (beeergs!) "En tu cruz me clavaste", cosa de la que me avergüenzo pero mucho...
Henykiller: Tb de acuerdo, te suelen gustar determinadas canciones porque ya van con tu carácter y eso hace que luego te pasen cosas. A mi me pasó con la de La Mataré de Loquillo. Y es que en el fondo soy un puto pringao... :-)
Escrito por Anakinet a las 14 de Enero 2004 a las 11:00 AM