Supongo que ya va siendo hora de romper el silencio en este blog. Ya han pasado unos días desde el atentado y se han calmado un poco los ánimos respecto a ese tema y a las elecciones. He leido de todo e incluso he vertido alguna opinión en algún blog que quizá no haya sentado bien, cosa que lamento puesto que el hecho de no pensar igual que otra gente a nivel político no tiene por qué implicar que no pueda disfrutar de otras de sus opiniones o incluso compartirlas. Pero eso es lo que tiene la política.
Recuerdo que cuando empecé a trabajar en un bar el que entonces era mi jefe me dijo que nunca, mientras estuviera dentro de la barra, demostrara ningún tipo de inclinación política, religiosa o futbolera por mi propio bien. Ahora que han pasado unos cuantos años puedo hacer una reflexión subjetiva del consejo y darme cuenta de que sigue tan vigente como siempre.
A lo largo de los años he seguido ese precepto siempre que he entablado una relación con alguien, incluso aunque ésta se diera fuera del ámbito laboral. Pero a veces, sobretodo cuando la tensión es demasiado fuerte por las circunstancias o la persona que está delante es demasiado vehemente en sus opiniones, uno no puede evitar decir lo que piensa y entonces se produce la inevitable confrontación.
No importa si de lo que se habla está relacionado con la política, con la religión o con el futbol, estos tres temas son auténticas bombas que hacen que la gente discuta hasta extremos insospechados en según qué relaciones. Basta con que alguien exprese su opinión con una actitud determinada y todo se va a la mierda. He visto a amigos de toda la vida enfrentados y dejándose de hablar sólo porque uno era del Barça y otro del Madrid y eso, amigos míos, es muy triste. Ya no te cuento si uno es musulman y el otro católico o si el primero es de izquierdas y el segundo de derechas, entonces la pelea puede ser antológica.
Puede que algunos de vosotros hayais leido los comentarios que se hicieron en un post de Chloe and Dave y os hayais dado cuenta de que, para mucha gente, ese espacio donde compartíamos nuestros deseos y nuestra lujuria nunca va a ser el mismo, probablemente. Para mí lo seguirá siendo, desde luego. Yo vertí mi opinión con franqueza, arrastrado por toda la corriente de sinceridad que el 14-M (y el 11-M, claro) han provocado en Zonalibre y sin ningún tipo de rencor hacia los creadores del blog. Yo acudí a él porque me atrajo lo que allí se mostraba y pienso seguir yendo a decir mis cosas siempre que pueda y espero que mis comentarios sigan siendo bien recibidos al igual que los suyos lo seguirán siendo en mi propio blog. Pero tengo la sensación de que ya nunca volverá a ser lo mismo para todos. Supongo que puedo decir que no eran los pechos de Chloe lo que me atraía de ese blog (aunque reconozco que están muy bien) y que era todo. Puede que no comulgue de sus ideas políticas, al igual que ellos no comulgarán con las mías, pero también es cierto que yo he expresado las mías infinidad de veces aquí y que ellos, sin estar de acuerdo, han seguido haciendo sus comentarios cuando el post les ha interesado y espero que lo sigan haciendo. Puede que no, no lo se, no puedo juzgarles sin conocerles. Sólo sé que un porcentaje de gente dejará de visitar ese blog o lo hará sin dejar nunca un comentario (es que Chloe es mucha Chloe y Dave es mucho Dave) y eso es triste. Muy triste pero no deja de ser un gran ejemplo de lo que hablo. La política y la religión en mayor medida y el puto futbol en menor (y que conste que soy futbolero, pero eso no me da de comer así que no le doy importancia) son temas agresivos, viscerales, que sacan lo peor de nosotros, lo más intolerante y que hay que manejarlos con mucho cuidado pues pueden provocar discusiones en las que no hay vuelta atrás. Lo que se dice suele quedar marcado en el otro y suele no perdonarse. Y eso es más triste aún que el motivo real de la discusión. Tengo amigos de todo tipo : conservadores, progresistas, culés, merengues, colchoneros, musulmanes, católicos, ateos y agnósticos. Quiero conservarlos a todos, por eso no suelo discutir. Tal vez todos deberíamos revisar nuestra escala de valores...