Tiempo de nuevo post, que ya tocaba. Hoy me siento un poco mejor y estoy más alegre debido a un par de hechos, uno importante, otro no.
El importante es que por fín veo la luz al final del tunel en el tema del trabajo. Estoy en negociaciones con mi amigo, el que me ofreció trabajo, para encargarme de un área de la empresa que tiene buena pinta. En principio nos hemos buscado un partner que toca temas de bussiness intelligence que es el que nos ha de dar trabajo. Ellos me llevan a mí a las instalaciones que están haciendo y yo aprendo durante un tiempecillo. Luego, me encargo de unas cuantas carteras de clientes ya consolidadas y me busco la vida sólo. Todo esto a 40 la hora con gastos pagados. Viajes y demás ya que se trabaja en todo el ámbito español. ¿A que no suena mal? :-) Estoy deseando empezar aunque aún queda unas semanas. De momento a currar al bar.
Y con la gente del bar tuve mi segundo motivo para estar alegre. Parece una gilipollez pero supongo que es un orgullo demostrar mis aptitudes en público y ayer hice una buenísima demostración de lo que puedo hacer cuando me siento seguro. Nos fuimos unos cuantos con unas clientas a un karaoke a tomar algo. Inevitablemente no conocía a prácticamente nadie ya que yo no tengo tratos con los clientes al ser el cocinero. El caso es que al principio me aburría pero, según iban pasando los minutos y la gente se empezaba a animar me decidí a romper el hielo. Pedí una canción con un compañero, "Querida Milagros" de El Último de la Fila, que suelo bordar, al menos en la entonación. El caso es que, cantando los dos, noté que tenía la voz bastante bien y que me podía permitir el lujo de subir el tono bastante así que me lancé al ruedo y me pedí Lady in Red, de bastante más complejidad y en solitario. Y lo hice... Me salió perfecta y las mujeres empezaron a preguntarme cómo me llamaba y a hablar conmigo.
Ebrio de eufória y de poder, subí la apuesta y pedí "Por debajo de la mesa" de Luis Miguel que, normalmente, no puedo alcanzar ni con ayuda. Y la bordé también. La sala entera, unas 20 personas, me aplaudió a rabiar y yo me senté con la satisfacción del trabajo bien hecho pero con la voz destrozada. Hay cartuchos de un sólo uso y esa canción no tiene segunda oportunidad.
Pero ya estaba el bien hecho. Pidieron dos canciones más a dúo conmigo y acabé cantando con la tía más guapa del local, mejilla contra mejilla (cheek to cheek) una de Manolo García que no recuerdo porque no podía pensar en gran cosa. Su brazo rodeandome la espalda y cogiendome la mano por detrás mientras nuestras caras se rozaban una y otra vez y los alientos se confundían al cantar tan cerquita el uno del otro.
Y me direis, ¿por qué no atacaste? Pues porque ella está liada con una de mis compañeros que, para más inri, estaba presente. Al final de la noche me dijo que no quería nada con ella, que no era su tipo pero eso no lo sabia yo antes o hubiera acabado de apretar del todo. Pero bueno, es una opción y está ahí. Y encima tres clientas más ya saben de mi existencia simplemente por haber cantado bien. ¿Qué más se puede pedir? :-)
A eso si se le puede llamar un buen dia
Escrito por cedrik a las 29 de Octubre 2004 a las 04:02 PMPues por pedir, no habría estado mal rematar la faena.
Escrito por Kaik a las 29 de Octubre 2004 a las 07:57 PMEnhorabuena, tío, ya era hora de que fueran bien las cosas. Hombre, razón no le falta a Kaik y lo mejor hubiera sido rematar el tema, pero por lo menos te quedas con hambre para hoy y pan para mañana...
Escrito por Manu a las 2 de Noviembre 2004 a las 02:17 PM