Tribulaciones de un Jedi en prácticas

Zonalibre 3: Beyond Infopocalypse...

Supongo que es lo que me merezco por ser como soy, pero la verdad es que todo el tiempo que hemos estado bajo los efectos del tercer impacto tenía ganas de postear. Lo habré intentado treinta veces por lo bajo, con las palabras adecuadas para hacer un post genial chispeando en la punta de mis dedos pero siempre me encontraba con la misma respuesta: Zonalibre ha sido hackeada.

Ahora que la situación se ha normalizado gracias al buen hacer nunca del todo bien agradecido de los administradores de este público servicio resulta que ya no me siento tan gracioso, ni tan interesante, ni tan chispeante. Como una Coca-cola desbravada que alguien ha dejado fuera de la nevera. Como un gato persa después de un corte de pelo al cero. Soy el mismo, sí, pero no lo siento como tal.
Lo que sí que he hecho, a falta de tener talento o inspiración, es acordarme de lo que pasó con mi máquina hace unos meses y lo que ello suposo para mí y he decidido volver a hacer un backup a local del blog, por si las moscas. Dado que parece que nuestro servidor es tan apetecible para algunos, gente que no tiene nada mejor que hacer que joder la marrana, es mejor que me vaya acordando de hacer uno cada poco tiempo. Como Francesita se encargó de recordarme hace unos días, hace mucho que escribo aquí, los posts se acumulan y sería una pérdida bastante apreciable que no quiero padecer.
Como cosas para explicar tengo unas cuantas, y algunas de ellas bastante importantes. La primera, por orden de importancia empezando por abajo, es que por fín he podido conseguir una de las novelas de Tim Powers que me faltaban : "La fuerza de su mirada". LLevo unas 300 páginas y está muy bien, aunque no es tan fácil de leer como "Las puertas de Anubis" o "En costas extrañas". A Eric le faltan unos días de nada y, por desgracia, a Interesting Times aún le faltan seis meses. Habrá que armarse de paciencia.
Otra cosa que me ha pasado, ayer concretamente, es que me parece que he encontrado a alguien a quien parece que le gusto, por lo menos algo. Y a mí también me gusta. ¡Bravo! Han metido una cuña pequeñita pero significativa que me alegró el día de ayer.
La cosa fue más o menos así. Yo tenía el ojo echado a una clienta que viene de vez en cuando, una chica de unos veintipocos muy mona y con cara de ser bastante lista. Pero como no estoy sirviendo mesas no había podido ni hablar con ella. A esta chica le tenía puesto un marcaje importante porque, además, cuando quedo con mi ex para tomarnos un café quedamos siempre en el mismo sitio que, casualmente (y lo juro que es casual), está justo enfrente de la casa de esta chica. Como mi ex siempre llega tarde muchas veces la he visto entrar y salir, aunque nunca nos habíamos dicho nada. Yo creía que ni tan siquiera me reconocía. Ayer, estando yo descansando un poco después de un golpe de trabajo importante, entraron en el bar esta chica y una amiga suya que sí conozco y que saludo sin mucho efusividad cuando la veo. Se fueron a sentar a una mesa y yo, desde lejos, le saludé con una mano. Entonces la chica en cuestión me empezó a hacer gestos de que fuera a la mesa. Me acerqué intrigado y cuando llegué me dijo que ella también quería que le saludase. Puse mi mejor sonrisa sin enrojecer y le dije que es que ni siquiera sabía como se llamaba. Me lo dijo, nos sonreimos mirandonos a los ojos y le prometí que sería convenientemente saludada cada vez que nos vieramos. Así de tonto y fácil. Pero es agradable ver en los ojos de otra persona que le gustas. Algo, al menos. Supongo que si ha de ir a mayores es cosa mía pero al menos ha abierto ella la brecha y me ha dado pie a que hablemos posteriormente, ya sea dentro del bar o fuera. A ver qué sale.
Y, por último y por ello lo más importante, tengo trabajo. Sí, tengo trabajo desde el jueves de informático. Finalmente fui a la entrevista el miercoles para ver si conseguiamos faena remunerada para mí del partner que tiene la empresa de mi amigo. No fue bien pero no por nuestra culpa. El partner no quiere que haya terceras personas desarrollando el proyecto y no podían darnos horas.
Fustrados ambos, mi jefe y yo, nos fuimos para la oficina. Allí estuvimos charlando un buen rato y haciendo algunos planes. Finalmente llegamos a un acuerdo porque yo quería trabajar aunque fuera sin cobrar y él no consentía. El acuerdo final es que yo haré un horario que no me resulte muy estresante, que elija las horas que quiero hacer, que no vaya si no me apetece, que me lo tome con calma. Y él, como no puede pagar hoy por hoy un sueldo, ha decidido pagarme en acciones de la empresa. Es decir, que si durante unos meses trabajamos bien y conseguimos levantar un poco las arcas de la empresa y hacernos un poquito más grandes no sólo tendré mi sueldo, apañado, sino que además participaré de los beneficios de la empresa. Y eso es mucho dinero. Y responsabilidad ya que seré uno de los jefes. En caso de que no vaya bien y la empresa tenga que cerrar habré trabajado a medio gas un tiempo en un sitio donde estoy genial, con gente de puta madre y en algo que me gusta. Tampoco es que sea una mala perspectiva, ¿no?
Eso es lo que ha dado de sí mi vida en los últimos días. No es poco, no es mucho y se lo he explicado lo mejor que he podido. Tal vez si hay un cuarto impacto me acordaré de dejar mis chispeantes palabras en un documento en local para subirlo más tarde....