11 de Enero 2005

Cositas nuevas...

Buen día el de ayer, sin duda. No tenía buena pinta dado que yo me encontraba enfermito todavía, hacía un tiempo asqueroso y el único plan que me habían propuesto sonaba a rollazo que te cagas. ¡Cuan equivocado estaba!

Sí, el día era una auténtica mierda de lo nublado que estaba pero el caso es que, habiendo aceptado el plan tal se había gestado, pensaba que me iba a aburrir como un mirlo. Y no, mira, me lo pasé genial.
Habíamos quedado a las 11 para que me pasaran a buscar y, como yo no estaba muy convencido, me levanté antes y me fui a desayunar bien, que pa eso gano dinero. Una vez desayunado llamé al colega y le dije que se pasara por ahí. Vino, me convenció para hacer lo que habíamos quedado y para hacer tiempo hasta las 12 que habíamos quedado con otros dos nos fuimos a ver a mi camello particular que me suministró los números 3 y 4 de Battle Royale y la novela "La fuerza de su mirada" de Tim Powers detrás de la que llevo bastante tiempo. El día comenzaba a prometer un poco pero siempre y cuando saldara la promesa que le había hecho al coleguita...
Nos íbamos a jugar a golf.
Sí, a golf. Yo, un obrero comprometido con la causa, izquierdista y básicamente pobre iba a coger unos palos y a darle a una pelotita cual burgués adinerado. Sonaba tan weirdo que no pude empezar a sentirme interesado.
Llegamos al campo, donde Cristo perdió la gorra, mientras me enseñaban los fundamentos teóricos de lo que íbamos a hacer. Me explicaron que esto no era un campo de golf propiamente dicho, sino un pitch&putt, un campo sensiblemente más pequeño, en el que el par estaba en 3 en todos los hoyos y los que la distancia máxima desde el punto de partida y el agujero eran 120 metros. El juego de palos que nos prestaron no incluía drives ni nada por el estilo, sólo un putt y tres hierros de acercamiento. Pues vale. No me estaba enterando demasiado. La verdad es que el jueguecito de marras tiene pinta de ser difícil de cojones y no creía que me fuera a ir demasiado bien.
Llegamos al primer hoyo, 85 metros. Salen los otros tres con más pena que gloria y me toca a mí. Me señalan la postura que deben tener mis piernas, mis manos, mis brazos, cómo debo golpear las bolas, etc, etc...
Pues bueno, sujeto el palo, miro la bandera, miro la bola, levanto el palo y... ¡golpeo! ¡A la primera! No creí que fuera a darle ni siquiera a la bola pero ahí estaba, mi primer golpe. No contento con eso, la bola fue a parar a unos escaso dos metros del green, con lo que fue el mejor saque.
"Seguro que no has jugado nunca"- fue la pregunta evidente.
"Os juro que jamás he jugado a esto"- fue la más evidente aún respuesta.
En el primer hoyo, 2 sobre par y campeón. ¡Toma ya!
Luego la cosa se fue complicando, pero quedé en un digno tercer lugar y creo que no me puedo quejar para ser la primera vez. Y mientras tanto nos reimos, hicimos golpes imposibles, cagadas increibles y nos pusimos chorreando por lo húmedo del campo. Habrá que repetir.
Al volver tuvimos que soportar las larguísimas colas de los peajes y yo estaba que me caía de sueño. Como no había más plan previsto me fui a casa con la sana intención de meterme en la cama hasta el día siguiente.
Y hubiera sido así de no mediar una persona por ahí, una persona que no conocía y que apareció como por arte de magia para tenerme entretenido durante horas (y no es una metáfora). Al final nos despedimos a las 3 de la mañana después de haberme reido como hacía tiempo no recordaba. A esa persona, que ya sabe quien es, va dedicado este post y mis gracias por existir. :-)

Escrito por Anakinet a las 11 de Enero 2005 a las 03:00 PM
Comentarios

"donde Cristo perdió la gorra"
Lo que me encanta de esa frase popular es que tiene variantes mil: donde perdió la alpargata, donde perdió el mechero... Se aceptaría también donde perdió la virginidad, porque fijo que tampoco fue cerca de casa.

Escrito por Francesita a las 11 de Enero 2005 a las 04:50 PM
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