Tribulaciones de un Jedi en prácticas

The Virgin, Saint Joseph and the baby in the cradle...

Pues si, es otra vez Nochebuena. Atípica para mí, para qué lo voy a negar, pero aquí está de nuevo.
Hoy he tenido una regresión al pasado, cosa que no me gusta hacer a menudo ya que el pasado suele ser doloroso, pero no me ha quedado más remedio. Me ha llamado mi ex, en el rollo que nos llevamos de lo-hemos-dejado-pero-podemos-seguir-siendo-amigos-pero-la-confianza-da-asco y me ha obligado, sin mi consentimiento, a recordar las pasadas Navidades. Hay que decir que, por entonces, aún estábamos juntos y aún nos iban las cosas medio bien, por lo que fueron una Navidades felices, puede que las mejores que recuerdo.
Es por ello que se me ha hecho tan duro recordarlo. No sólo porque mi situación familiar esté tan mal debido a lo de mi padre sino porque la confrontación de situaciones es inevitable. El año pasado fueron unas celebraciones si bien típicas, al menos con cierto regusto a nuevo. Las primeras Navidades que he pasado con otra familia que no es la mía y la primera vez que traía alguien a casa con el rango oficial de novia durante esas fechas. Tenían algo especial, aparte del hecho de que funcionabamos como pareja, no como dos individualidades egoistas y cedimos cada uno un poco y nos consultamos cada paso para no ofender al otro. Fue un bonito ejercicio de convivencia que he de confesar que me encantó. Pactar días, mostrar públicamente que nos amábamos y que no se nos pusieran trabas e integrarme con su familia y ella con la mía fue un acto que se me antojó precioso. Disfruté de ello mucho y he de decir que me dejó un buen sabor de boca. Lástima que lo nuestro se tuviera que acabar como yo me temía. Le tuve que dejar a expensas de que la quería (y supongo que aún quiero) con locura por la incompatibilidad de caracteres, pero he de reconocer que, de entre los momentos preciosos que guardo en mi memoria, esas navidades es la más emblemática.
Lástima que me lo haya tenido que recordar. Tal y como estoy quizá fuera lo último que necesitaba, que me recordara que ella no está sóla, que me sustituyó con facilidad absoluta y que le resulta muy fácil ser amiga mía porque ya tiene una pareja, aunque tuve que ser yo quien insistiera en no mandarlo todo a la mierda y dejar de hablarnos. A ella le parecía una tontería, que no quería saber nada de mí si la dejaba y, sin embargo, ahora es ella quien llama y quien se alegra de seguir teniendome como amigo...
Pues yo no estoy tan contento, señorita, lo siento. Te portaste muy mal conmigo durante la relación, aunque sólo lo haya podido admitir después, mal que me pese. Y lo más doloroso es la facilidad con la que te olvidaste de mí, tú, la que dijo cien mil veces que me amabas como a nadie...
Espero que te vaya bien, no te deseo ningún mal. Pero has dejado un rastro de bilis en mi interior que me mantiene agrio desde hace 9 meses. No sé si algún día podré olvidar cómo me he sentido estos meses, pero al menos sé que a tí no te debo nada, que he hecho siempre lo correcto. Aunque ahora sólo tenga ganas de llorar.

BSO de este post: You oughta know (Alanis Morrissette, Jagged Little Pill)