Tribulaciones de un Jedi en prácticas

A night in the Dream Theater...

Por fin pude el martes pasado asistir a uno de los eventos más deseados de toda mi vida, un concierto de Dream Theater. Y reconozco que no me ha defraudado en absoluto...

En mi vida he estado en unos cuantos conciertos, la grandísima mayoría de Heavy y derivados. Mi primer concierto fue por allá en el 91 en la fiesta mayor de mi ciudad donde pude ver a uno de mis grupos preferidos: El último de la fila. Recuerdo que me lo pasé pipa aunque era bastante joven. Este grupo siempre ha sido mi debilidad y me sabía sus canciones de pe a pa. Un gran recuerdo en el album de mi vida.
Así como hasta los 16 años era un poco difuso en gustos musicales gracias a las influencias de dos hermanos criados en épocas gloriosas de la música, a partir de ese momento comencé a centrarme en el tipo de música que más me había llamado la atención: el Heavy Metal. Anteriormente había ido más del palo de Supertramp, Queen, Dire Straits o Police por parte de mi hermano mayor y de El último de la fila, Joaquín Sabina o Radio Futura por la del hermano mediano. No fui nunca a un concierto de uno de estos grupos (salvo el ya indicado) pero creo que hoy día iría a poquitos, poquitos, poquitos aunque me gusten mucho sus trabajos en estudio. Creo que un concierto heavy transmite sensaciones que otros tipos de música no pueden proporcionarme ya.
El primer concierto heavy al que tuve el placer de asistir fue en Zeleste. Tocaban mis idolatrados Blind Guardian junto con Iced Earth y el resultado fue increibleble... Me lo pasé en grande y me entraron muchas ganas de ir a otro, con lo que en breve fui a Stratovarius con Angra en la misma sala, con resultado similar. Durante un tiempo fui yendo a uno tras otro, disfrutando como un cochino en cada concierto y acumulando entradas por doquier. Fui diversificando mis preferencias dentro del círculo heavy y vi a grandes bandas del Death, Black o Doom en salas varias y ampliando mis gustos para adaptarse a esos nuevos sonidos de los que mi cerebro se estaba empapando. Sinergy, Cradle of Filth, Children of Bodom o Sonata Arctica entraron en mi lista de imprescindibles y fui feliz.
El summum del éxtasis llegó en el festival Rock-Machina en Castellón donde disfruté con bandas como Simphony X, In Flames, Axel Rudi Pell (con un Mike Terrana increible a la bateria) y, sobretodo y en un pedestal desde entonces, Gammaray, que nos ofrecieron un show impresionante a pesar de los años que ya tienen y nos recordaron que descienden de los míticos Helloween de los Keeper.
Pero ha habido siempre un grupo que me ha tenido embelesado con su belleza técnica, Dream Theater. Por unas cosas u otras nunca había tenido la oportunidad de verlos en directo y las referencias de mis amigos que sí habían podido ir eran inmejorables con lo que me estaba empezando a sentir bastante fustrado. Así que cuando me enteré de que venían a Barcelona, que tocaban durante 3 horas ellos solos y que, encima, venían en martes y yo no tenía que estar currando, la cosa cayó por su propio peso.

A las 9 y cuarto aproximadamente aparecieron en el escenario de la Vall d'Hebron. James LaBrie con su pelo ya muy canoso y con unos tejanos sencillos, John Myung con su clásico pelo largo y negro (delirio de muchas mujeres, por los comentarios oidos) y unos pantalones de cuero negro, John Petrucci con el pelo corto y una pinta de nu-metalero que tiraba de espaldas, Jordan Rudess de negro completo y el pelo al cero y Mike Portnoy con sus greñas rizadas y de negro también. La gente gritaba y gritaba al escenario donde se habían instalado unas pantallas en las que se proyectó antes de que salieran unas imágenes de la historia del grupo desde sus inicios como Majesty hasta la salida de su último album, Train of Thoughts. Con cada canción muestreo de los discos la gente estallaba en vítores y se presentía que iba a ser algo glorioso, como efectivamente pasó.

No recuerdo el orden del set por lo largo que fue, pero sí puedo recordar trozos memorables, algunos para mí por la relación que tengo con un disco concreto, el Scenes from a Memory y otros por la algarabía del gentío cuando empezaban. Finally Free y Beyond this life fueron algo increible, así como Metrópolis Part I, que tocaron en el bis. Increible (y no es una afirmación a la ligera) fue el duelo que mantuvieron Petrucci y Rudess. Algo digno de ser visto y escuchado por todo el mundo, nunca vi tanto talento musical en escena...
Las pantallas apoyaban muy bien el show con imágenes alternadas de los músicos e imágenes psicodélicas y de las portadas desfilando mientras el atronador sonido de los altavoces me llegaba nítidamente. Un 10 para la producción del evento.
Por cierto, ví cámaras de televisión apostados por ahí, espero que retransmitan el concierto en alguna televisión y pueda grabarlo o que salga la grabación en DVD. Si alguien la ve que no dude en pillarla. Os aseguro que vale la pena...