Tribulaciones de un Jedi en prácticas

No sé qué hacer...

Ayer dí el primer gran paso hacia mi nueva vida. Ya tocaba hacer un gesto que pusiera mis pies en la dirección correcta. Pero comienzan, a la vez, las dudas, las eternas dudas que tanto daño me han hecho a lo largo de mi vida. Os pongo en situación:

Como bien debeis saber los habituales a mi blog dentro de nada tendré trabajo nuevo. Y es un buen trabajo, en serio. Pero creo que antes de embarcarme en esta nueva aventura laboral que cambiará totalmente mi forma de vida tenía claro que necesitaba romper con todo lo anterior y decidí que necesitaría un tiempo de descanso y meditación para purgar lo malo que llevo dentro. Así que mi decisión fue dejar este trabajo desde el cual os estoy escribiendo. Es un buen trabajo en general pero no tiene posibilidades de ascenso personal ni un gran sueldo, aparte de que tengo que trabajar con una serie de personajes que no me hacen ni puta gracia. Tengo otros compañeros fantásticos, desde luego, pero hay otros que son un caso aparte... El caso es que planifiqué todo meticulosamente para que las cosas fueran lo más favorables para mí. Esperé a que mi compañera tuviera vacaciones y ayer, por fín, le pedí la cuenta a mi jefa. Esto lo hice así para que atendieran mi única petición que era que me dieran el paro. En principio no tenía que haber ningún problema ya que a ellos no les cuesta un duro dármelo pero por si acaso me cubrí las espaldas y me puse en una posición de fuerza. Nadie puede hacer el trabajo que estoy haciendo yo y en principio nadie lo podrá hacer durante los próximos 20 días. Suponía que querrían quedar bien conmigo para evitar problemas con esto. Pero no ha salido bien bien como yo quería. Me escucharon mis motivos para irme (dije que me iba a estudiar) y me desearon lo mejor. Pero a la vez me dijeron que, aunque tenían que consultarlo, la política actual de la empresa no era la de facilitar el paro a nadie y que, probablemente, me lo denegarían.
Pues aquí viene el dilema. Si hoy me contestan que no me lo dan está claro que tengo un arma de presión excelente. Si les digo que me voy hoy mismo se habrán de bajar del burro, no? En principio lo tengo todo de cara pero aún así no creo tener el carácter suficiente para presionarles. Vamos, mi eterno problema de siempre. Es tan sencillo como decir "Bueno, vosotros no os estirais conmigo, yo me voy mañana y ya os buscareis la vida.". Y sería algo definitivo. Estoy seguro de que me lo darían entonces pero, sin embargo, mi corrección política no me permite hacer este tipo de cosas porque es amenazar y eso no va con mi carácter. Pero el caso es que a mí me gustaría ser de esta manera, imponerme ahora que creo que tengo la razón de mi parte. Pero me falta esa chispa y no sé si es algo que se puede conseguir sólo con quererlo. Estoy a la espera de que me digan algo y creo que debería presionarles pero a la vez estoy nerviosísimo y no sé si seré capaz de hacerlo. Lo peor es que si no lo hago mis compañeros no me mirarán igual que hasta ahora porque lo hemos hablado todos y todos piensan igual que yo, que tengo la sartén por el mango y debería aprovecharlo ya que, al fin y al cabo, no pido nada del otro mundo.

Estoy hecho un lío, de verdad.

La verdad es que me gustaria dar ese paso porque sería un forma de reafirmar una faceta de carácter que me gustaría fuera más consistente. Cientos de veces me he tachado yo mismo de cobarde por temas similares o, cómo no, por mis relaciones con las mujeres. Tengo mucha tendencia a infravalorarme y eso me pasa factura muchas veces y creo que no es bueno para mí. Pero, ¿se puede luchar contra lo que uno es por naturaleza? He sido siempre así y nunca he tenido la llave para cambiar mi forma de ser. Sabeis vosotros de alguién que haya conseguido cambiar?