Hay días en la vida de una persona en los que, sin que no suceda nada diferente ni extraño, sin que pase el Sirocco y sin que medie provocación alguna, va y se le cruzan los cables. Normalmente suele ser para mal, no nos vamos a engañar. Uno de esos días en que te levantas cruzado y lo pagas con cada ser viviente con el que te cruzas, gato incluido.
Pero a veces, sólo a veces, uno tiene uno de esos rarísimos cruces de cables diferentes, novedosos, extraños. Hoy ha sido uno de esos días.
Porque hoy me he sentido extraño conmigo mismo, cosa que no me suele pasar a menudo. No me sentía bien, bien yo y no me pregunteis por qué. Sólo sé que he empezado a reaccionar a los estímulos exteriores de una manera novedosa para mí y que he recibido reacciones cuanto menos weirdas de gente que me tiene acostumbrado a otro tipo de ellas.
Yo, en los últimos tiempos y debido a todos los factores habidos y por haber, me he convertido en un gruñón, en una persona antipática. Por necesidad, vamos. Mi ambiente laboral no es el óptimo, como habreis podido leer antes y suelo estar con los nervios a flor de piel cuando estoy trabajando y, ya puestos, durante el resto del día. Carezco de una mínima paciencia, salto a las primeras de cambio y me convierto en un ogro. Antes era de otra manera, siempre atento a todo y dispuesto a dialogar con cualquiera que pasase por delante y tuviera un problema conmigo. Pero lo sorprendente es lo que me ha pasado hoy. No he estado triste, ni mucho menos. He pasado un día relajado e incluso he estado charlando un rato y jugando a las damas con mi niña y me he sentido feliz. Pero, por primera vez en mi historia, hoy no he entrado al trapío con nadie. No me he enfadado, no me he picado, ni siquiera me he tenido que morder la lengua con nadie. Simple y llanamente hoy he pasado de todo el mundo. Me la ha sudado todo. Me la ha pelado cada suceso o persona que se me ha cruzado. Hemos tenido un faenón impresionante y ni siquiera me he estresado. He currado sin prisa pero sin pausa, no he necesitado desgañitarme con nadie ni levantar la voz como siempre. Es que no tenía ni siquiera necesidad de salir de la cocina a fumarme un cigarro como siempre (mira, un día más de vida).
Lo han intentado por activa y por pasiva y no ha habido manera. De hecho he estado ignorando a todo el mundo que me ponía delante a reclamarme algo mientras canturreaba una cancioncilla de Robbie Williams o de Queen. Así, tal cual, como si no existieran. He estado en mi feliz mundo interior sin preocuparme de lo que pasaba ahí fuera y siendo, cosa extraña, inmensamente feliz. Al cabo de unos segundos de intentar comunicarse conmigo y ser tan obviamente ignorados los compañeros se rendían y se iban y yo, mientras tanto, seguía canturreando entre dientes con media sonrisa y los ojos brillantes.
Y os juro que no es algo premeditado. Me sentía como en paz conmigo mismo y no necesitaba justificarme ante nadie así que no lo he hecho. Y, lo más curioso, es que nadie me lo ha echado en cara, al contrario. Cada vez venían más tranquilos a hablarme hasta que les hacía caso y les contestaba tranquilamente. Ha sido una experiencia cuasi orgásmica.
Y no se queda así la cosa. La mujer que en verano me pasó por la piedra hoy ha iniciado una conversación por el messenger conmigo, cosa que no hace nunca. Me ha preguntado que donde me metía, que hacía tiempo que no me veía y que, pasmense, me echaba de menos. Yo le he comentado que me estoy quitando de eso de salir por salir y que estaba cumpliendo mis buenos propósitos como el gimnasio y tal. Y entonces, ha empezado a coquetear conmigo...
Pues si, una mujer que siempre me da largas (o casi siempre) ha sido muy descarada conmigo. Y, para pasmo y admiración de propios y extraños, mi respuesta ha sido contundente pero cortés. Verás, es que hay alguien que me gusta y no quiero traicionarle. Prefiero esperar a ver si tengo alguna posibilidad con ella y tal. Pero, vaya, gracias, me siento halagado.
Ni que decir tiene que eso parece que le ha jodido bastante. Pero bueno, a mí me da bastante igual y ya se puede dar con un canto en los dientes porque, hoy por hoy, no tiene ya nada que rascar conmigo.
Y así estoy, con esta sobriedad que hasta a mí me sorprende y fascina. Y todo porque hoy me he levantado sintiendome diferente, miren Vds., que yo no he hecho nada. A lo mejor es la consecuencia lógica de un cambio de vida. No sé, pero sienta bien. A ver si mañana seguimos igual, que me ha molao...
Joder, vaya suerte. Mi vida es mucho más simple y monótona: las chicas que normalmente pasan de mí y me ignoran, en casos excepcionales TAMBIÉN pasan de mí y me ignoran.
Escrito por El Tato a las 7 de Enero 2005 a las 09:38 PMHum... si no fuera por los últimos párrafos, juraría que tenías la regla... pero bueno, me alegro que las cosas vayan mejorando (aunque sea a fuerza de sudar de la gente).
Y felicidades por el curro, que creo que no te lo dije en el otro post! :D
Escrito por Jamfris a las 9 de Enero 2005 a las 03:17 AM