Tribulaciones de un Jedi en prácticas

La noche que pude ligar con mujeres y acabé ligando con viruses...

Estoy malito otra vez. Creo que he agarrado la puta gripe y estoy más allí que aquí entre la cama y el ordenador, cagado de frío a pesar de la calefacción y muerto de ganas de fumar entre toses productivas y flemas de varios y brillantes colores.

Bueno, al menos hoy no he currado mucho antes de irme a casa. Unas tres horas y poco y para casa, que no está el horno para bollos.
Es lo que tiene trasnochar en Enero, que a la que te descuidas y te pasas un poco con los cubatas enseguida pierdes la noción del frío y vas por ahí con la camisa arremangada y enseñando los pelos del pecho. Evidentemente la acabas pillando con ganas, como ha sido el caso. Pero no puedo decir que no estuviera bien la noche, que va. Ayer tuve uno de aquellos días que hacía mucho tiempo que no me regalaba. Una noche cool, en clubs selectos y con gente selecta. Incluso me permití el lujo de conseguir que se nos anexaran tres bellezas: una mulata de 18, una uruguaya de 20 y una autóctona de otras 20 primaveras. Todo un record para ser yo. Y estaban francamente bien, especialmente el producto nacional al que ya anteriormente había echado el ojo y ayer no pude resistir presentarme e intentar ligar con ella. Sí, ya sé que estoy enamorado, cojones. ¿Qué quereis? Me resulta más fácil ser así cuando no estoy realmente interesado. La falta de ganas reales hace que mi verbo sea más fluido y que mi labia brille con más intensidad. Si de todas formas no iba a liarme con ella, sólo estaba tonteando.
Y estuvo realmente bien. Le comentaron a mi compañero que soy todo un galán, que, a pesar de parecer un tío serio y formal, se lo habían pasado de miedo conmigo, que soy ingenioso y de rápìda réplica, que se ser atrevido cuando toca y tímido cuando debo. Que a ver si nos veíamos otra vez. Pues qué bien. Justo ahora que sólo me interesa una mujer (a la que, por cierto, no puedo conquistar de esa manera porque ya me conoce) es cuando se me ponen a tiro las demás. Incluso hubo una cuarta que me encontré por ahí que parecía más que dispuesta a pasar la noche conmigo. Y otras dos más que también parecían interesadas. E incluso, para pasmo mío, una ex-compañera de trabajo 15 años mayor que yo (muy mollar a pesar de ello) que en su día comentó delante de toda la plantilla de un bar que había fantaseado más de una vez con pillarme en el almacén y hacerme un hombre (sic) que estuvo particularmente sobona. Vamos, que me lo cuentan y no me lo creo. Y, sin embargo, no me sentía especialmente bien con todo ello. Sí, claro, me gustan mucho las mujeres y siempre es agradable verse tentado por tantas de golpe pero es que es la situación lo que me cabrea. Porque todas ellas han estado ahí desde hace tiempo y, sin embargo, es ahora cuando puedo porque estoy tranquilo y seguro de lo que quiero. Lo cual no significa que lo pueda conseguir, claro. Resulta que la única que me interesa de verdad es la que no está al alcance, como siempre. Supongo que por eso lo hace más interesante. En fín, que soy un puto desgraciado pero lo llevo bien. Hoy tocaba ir por ahí otra vez porque el colega con el que salgo flipaba en colores con todo ello, yo que no me suelo comer un colín rodeado de mujeres por doquier y ya me dijo que hoy había que ir del mismo palo. No puede ser, evidentemente, pero no está muy contento, que digamos.
Resumiendo: que no puedo salir porque estoy malo. Que en caso de salir no podría hacer nada porque intento ser leal a una persona que ni siquiera lo sabe. Que como esa persona no lo sabe sigo sin ninguna posibilidad de comerme nada con ella tampoco. Que vaya mierda, vamos...
Al menos estoy entretenido en casa con el Vampire: Bloodlines, La batalla por la Tierra Media y con la sexta temporada de Sexo en NY. Que me duren, por favor...