Ayer se me ocurrió ir al cine y no me quedó más remedio que ver Isi/Disi (ya que los putos cines AMC no ponen Farenheit 9/11) y salí dolido de la risa. A pesar de que la peli no vale mucho tiene algunos momentos bastante potentes. Santiago Segura está algo peor de lo normal, no me daba el pego. Florentino Fernández está sublime, como siempre. De hecho tiene más gracia que el Segura. Coll lo borda como borrachuzo y Sabina está colgao y maltratado por el alcohol y las drogas.
Al grano. Jaydi Mitchell o como cojones se llame está penosa aunque bastante buena, todo hay que decirlo. De hecho me encantaría tirarmela sólo por ponerle los cuernos al imbécil de su marido, el protegido intelectualmente Alejandro $anz. Digo lo de protegido intelectualmente porque es obvio que la inteligencia ni siquiera le ha rozado. Ana Risueño hace de lesbiana discreta y le soba los pechos a la anteriormente mencionada y al final da hasta rabia. Pero hay algo que me llamó la atención mucho y es sobre lo que va a versar el post de hoy.
Miriam Diaz Aroca, un mito de la juventud, se quita una horquilla y le dice con acento francés a Florentino Fernández : "Estoy caliente como una perra..."
Buff, otro mito destruido. Está claro que nunca volveré a pensar en ella como la presentadora de Cajón Desastre sino que siempre quedará impresa en mi memoria la imagen del anal que el otro le hace. Y la frase. La frase pasará a mi propia historia particular igual que otras muchas otras y eso es lo que quiero hacer. Voy a poner las frases de la historia del cine que se me han grabado y quién las dice y a ver si son las mismas que las vuestras. Por supuesto, dejad las vuestras en los comentarios. A ver qué sale...
"Su carencia de fe resulta molesta", "No se ofusque con este terror tecnológico que ha construido, la posibilidad de destruir un planeta es algo insignificante comparado con el poder de la Fuerza", "Luke, YO soy tu padre"... Evidentemente todas ellas de Darth Vader, es decir, mi alter ego.
"Increiblebleble", "Esto se está poniendo guaapoo!", "Menosmola", "Anda, come una madalena, ridículo...", "Faltan diez segundos para el momento más embarazoso de tu vida", "Keith Richards se revolvería en su tumba sino fuera porque el hijolagranputa ni siquiera está muerto" y otras cientos más por obra y gracia de Ford Fairlane, el detective rockanrolero.
"Al menos le podré decir a la gente que lo que necesitabas era una buena polla?", "Una cosa es sexo de instituto y otra muy diferente ser rellenada por dos tíos como un formulario", "Ya sabes, tío, te comes por las noches sandwiches con doble de bacalao?"... todas ellas de los personajes de Persiguiendo a Amy.
"Soy Buck y vengo a follar", "A eso le llamas suplicar? Yo te enseñaré a suplicar...", "Esto te pasa por querer ir por ahí jodiendo con los Yakuza!", "Esa chica se merece una venganza... y nosotros morir" ... junto con otras perlas de la gran Kill Bill vol 1.
Se me ocurren cien mil más, pero ahora tengo curro. Lo publico y así vosotros podeis echarme un cable. ¿Cúales os han marcado a vosotros?
Un coche deportivo conducido por una impresionante rubia en primer plano. La mujer, todo ojos, preciosa, mira a la cámara y anuncia su plan. Va a matar a Bill...
Y así comienza el segundo volumen de Kill Bill del grandísimo Quentin Tarantino. Ayer pude disfrutar por fín de ella en una doble sesión en el cine donde nos pusieron la primera y la segunda seguidas y cuadrar el círculo de la muerte de Bill. Y disfruté como un gorrino...
Mucha gente me decía que la primera no le había gustado nada, que no era Quentin Tarantino. Pues no estoy de acuerdo. Vale que no era el Tarantino más típico pero a mi me pareció una grandísima película. Los dialogos eran escasos pero los pocos que había estaban geniales como siempre. Pero lo que encuentro magnífico es que el director aprovecha para explotar otro lenguaje no tan suyo quizá pero tan válido como éste. Tarantino juega con las imágenes, los planos, los colores y la música para crear ambientes creíbles y es tarea del espectador captar estas esencias e imbuirse de su crueldad, su cerimoniosidad, su violencia. Realmente me sentí admirado de las katanas que Hattori Hanzo le muestra a La Novia y sentir el respeto que O Ren Ishii le muestra a La Novia después de haber menospreciado su habilidad en el combate. Es una película para olvidar tu ambiente exterior y centrarte en cada pequeño detalle que la cinta tiene que mostrarte, tanto visual como sonoro. Y os aseguro que con cada visionado mejora. Yo ya la he visto cuatro veces y cada vez me gusta más que la anterior. De hecho ya tengo la banda sonora y es una maravilla.
Pero me voy a centrar en la segunda parte. Es, a priori, diferente. La gente que me habló mal de la primera me decía que ésta era más Tarantino, que había más dialogos. Voy a tener que disentir. Evidentemente sí es cierto que hay más diálogos pero esto no la hace más Tarantino, sino más Kill Bill. No creo que el hecho de que Quentin haya cambiado su modo de hacer cine en una película tenga nada que ver con que sea buena o mala. Yo también he visto Reservoir dogs y Pulp Fiction y claro que me gustan pero eso no hace que Kill Bill me guste menos. Si la hubiera filmado cualquier otro me gustaría igual. Lo que pasa es que la gente espera diálogos como los de Pulp Fiction en cada película de Tarantino y eso es un error porque la gente evoluciona. Tarantino ha rodado la película como él ha querido y doy fe de que el resultado es genial. Con ello puede que haya defraudado a algunos pero creo que ha dado en el clavo con otros. A mi me ha encantado y mucha gente cuando salía del cine estaba alucinando. Es cierto que también había un idiota detrás mío que no hacía más que bostezar en alto e incluso eructar. Pero yo estaba en mi pelicula, absorviendo detalles y lo único que pasó por mi cabeza es que si hubiera tenido una katana ese bastardo hubiera pagado por la desfachatez. Puede que no gustara a todos pero es genial, de verdad.
Esto entronca con un comentario que oí el otro día a un conocido. Me decía que la nueva película de Kevin Smith, por lo visto, era una mierda. Le pregunté en base a qué decía eso si ni siquiera la había visto. Me dijo que había abandonado a sus dos personajes más carismáticos y que ya no había tantos chistes de pollas y pedos y que se había vuelto aburrido. Y todo eso SIN VERLA. Es que es muy fuerte...
A ver, Kevin Smith rodó Clerks con 4 millones de pelas y 24 años. E hizo una película para gente de 20-28 años. Hizo Mallrats con 26 o 27 y la hizo para el mismo segmento. Hizo Persiguiendo a Amy con casi 30 años y el segmento ya había crecido (de hecho me dijo que le parecía su peor película y, aparte de decirle que no tenía ni puta idea, casi le pego), rodó Dogma que ya tiene más transfondo y que es para gente abiertamente adulta y finalmente Y PARA ACABAR CON SU ETAPA DE PELIS ADOLESCENTES, hizo Jay y Bob el Silencioso contraatacan. ¿Qué pretende este tío? ¿Que Kevin Smith haga todas sus películas iguales? Por suerte, la gente, directores de cine incluidos, maduran y evolucionan, generalmente a mejor. El problema es que este tio tiene 26 años y hace exactamente lo mismo que cuando tenía 18, no ha crecido ni evolucionado. No puede entender que los deseos, anhelos e inquietudes del director de Clerks ya no son los mismos. Ahora es marido y padre y tiene otras cosas que explicar. Pero como él no ha evolucionado quiere el mismo cine. Yo me divertí mucho con las dos primeras y me gustó mucho Persiguiendo a Amy porque precisamente yo había pasado por experiencias similares. Me hizo gracia que el director y yo habíamos ganado experiencia en la vida de similar manera. Ahora puede que no entienda del todo lo que es ser padre pero seguro que entiendo lo que Kevin quiere explicar...
Bueno, ahora que las balas han dejado de silvar temporalmente a mi alrededor voy a haceros cinco céntimos (expresión muy de mi tierra) de lo que ha acontecido últimamente. Si es que hay gran cosa que explicar...
La euforia post-coital ya hace tiempo que se diluyó en mi sangre y los efectos ya apenas se sienten. Que conste que he intentado que me dejen reintentarlo pero, de momento, mis esfuerzos han resultado nulos. Hay algo, pero no sexo, que es lo que quiero. Y como no tengo ganas de que me cacen no voy a entrar en el juego. Allá ella.
A falta de estímulos nuevos he tomado un par de decisiones. La primera es comprarme el ordenador del que os he hablado en el post anterior. La segunda ha sido cambiar de trabajo de fin de semana. Mi primera opción era dejarlo, pero era incompatible con la compra de hardware nuevo, así que tomé el camino del centro que es irme a otro bar donde ya me conocen hace tiempo (he currado allí casi tres años) y pedirles trabajo. Me lo concedieron gustosamente e incluso me igualaron sueldo con el otro bar y me rebajaron de horas con lo que me ha salido la jugada perfecta. Además, estoy mucho más agusto.
La verdad es que estoy agotado de trabajar y sólo puedo pensar en el día que deje este curro. Tengo unas ganas enormes de pasarme un par de meses de vacaciones para empezar en el trabajo nuevo con ganas y currarmelo pero, ante todo, necesito descanso. Cuando vaya a Benicàssim pienso pasármelo de coña. A ver si me acuerdo de pasarle el móvil a Manu para concernos in situ. Veti supongo que se apuntará, no? :) Pero para eso aún falta un mes y pico. Antes tengo que acabar mi trabajo aquí, que no es poco. Afortunadamente el bar nuevo cierra en Agosto y seré libre los findes (para jugar al Far Cry, porque sin la pasta mucho no voy a salir).
A ver si me sale un verano mínimamente decente. En principio no ha empezado mal. Cambio de curro, adquisición de máquina y, por supuesto, polvete. Tengo que intentar echar algún otro, que no sé qué les dan a las mujeres ahora pero están todas para levantarles un altar.
Apa! Os dejo un rato. A lo mejor luego sigo. O no.
Supongo que os debo una pequeña explicación de mi larga ausencia. Hace ya varios días que no os digo nada y es porque estoy muy ocupado con algo que hace poco que tengo entre manos.
Sé que es duro de entender y que puede que alguno de vosotros me repudie por esto pero... me he enamorado.
Sí, amigos míos, tengo un nuevo amor. Un amor de aquellos clásicos. Ví, me gustó y ataqué. Y ahora está a mi lado. O más bien escribo esto encima suyo. O dentro suyo.
Mi nuevo amor se llama Presario, tiene un procesador a 3.2 GHz, 1024 Mb DDR, aceleradora de 256 Mb Geforce 4, 160 Gb de HD y una pantalla TFT de 17" (en realidad 18'5") con sintonizadora de TV incorporada.
Y me hace feliz :-)
Al fin pude probar el Caballeros de la Antigua República y está tan guapo como parece. Por fín he podido ponerme los guantes de cuero para emular a Somo en Hitman Contracts. Por fin he podido ver un DVD en unas condiciones adecuadas.
Toy namorao... :-)__________________
Por eso hace unos días que no saco tiempo para colgar ninguna parida. Me paso la mayor parte de mi tiempo libre con mi nuevo bicho y la falta de ideas es producto de la concentración absoluta que tengo que tener para seguir pasando fases...
Puto Far Cry.
Las sombras danzaban a su alrededor extrañamente, creando y destruyendo figuras, mundos, galaxias enteras de formas dignas de un Dalí loco. Su entorno cotidiano, tan habitual, tan simple como había sido siempre, albergaba ahora monstruos mitológicos en cada esquina, en cada rincón. Sus ojos, entornados por la fatiga psicotrópica, danzaban alocadamente por toda la habitación, siguiendo la irregular trayectoria de seres cuya existencia no era real aunque ahora mismo los hubiera podido tocar si sus brazos hubieran conservado fuerzas suficientes.
Intentaba huir de su mundo, tocar con su mente este mundo de sensaciones nuevas. No pensar, no sentir. Pero poco a poco su mente dejó de divagar por extraños mundos y volvió al sitio de donde había partido.
En su cabeza comenzó a recordar
Podía ver su rostro a través de la sala oscura. Los cuerpos se movían alrededor tapándole la visión pero él no perdía de vista aquello que le estaba embelesando desde hacía horas. Su cara morena, sus ojos negros, su cabellera de ébano. Hipnotizado por su increible presencia sólo alcanzaba a mirarla en la distancia y sentirse más cerca de la Verdad, de la Belleza. Su corazón se había lanzado en una carrera desesperada por salir de su pecho, su respiración se hallaba agitada como jamás antes lo había estado.
Aquella había sido la primera vez que se vieron. Él pensó que sería la única.
Su mente se desplazó en el tiempo, sondeando en los archivos de su loca memoria, buscando más momentos significativos, aún a su pesar. Se posó en el momento en que ellos se conocieron. Se gustaron, se vio desde el primer momento. Se besaron, se abrazaron. Eran dos cuerpos y una misma unidad. Era todo perfecto. Desde la distancia, dolido, él les observaba. Ella, magnífica, bordeaba el éxtasis de la felicidad, él, reconfortado, sonreía bobaliconamente, como siempre hacía. Se vió a si mismo a unos metros, sin poder apartar la mirada de la pareja que se acababa de formar. Su felicidad, la de ambos estando entrelazados, le contuvo las lágrimas dentro. Ya nunca dejó de llorar.
El mundo real pugnó por entrar en su ensoñamiento. Ruidos lejanos llegaban a sus oidos como a través de nubes de algodón. Alguien abría una puerta a lo lejos y las pisadas sonaban por el parqué del piso. Había que acuchillarlo ya, sonaba demasiado. Se sorprendió pensando esas cosas en ese momento
Volvió a sumergirse en su sueño recordatorio
Blanco
Blanco marfil
¿De donde venía ese color? ¡Ah, sí! Su vestido de novia. Había entrado por la puerta de la iglesia con su porte aristocrático, con su languidez habitual, acallando las voces de los cientos de invitados como siempre hacía cuando entraba en algún recinto. Sus pasos, serenos, marcaron el compás del órgano que empezaba a destilar las notas de la marcha nupcial. En el altar, con ojos brillantes de enamorado, su novio y futuro marido. En la primera fila, presto a dar su palabra de conocer el amor entre ambos, estaba él, enamorado también, derramando sus lágrimas interiormente, como un enorme torrente de angustia y dolor que nunca se habría de parar. Se dieron el sí, quiero mientras él, a una distancia mínima, se ahogaba en su propio dolor. Firmó el documento y a la vez, con sangre, firmó su sentencia
Pero eso fue hace ya mucho tiempo. Los ruidos le volvieron a traer a la realidad distorsionada por las drogas que recorrían sus venas dilatadas. Alguien pronunciaba su nombre, si es que aún era suyo.
Recordó entonces el día que ella lo pronunció caminando por un parque del brazo de su marido. Los acompañaba en un paseo dominical, charlando los tres animosamente. Hacía años ya que se conocían. Un cualquiera, su mejor amigo y su hermosa esposa. Ella le cogió la mano y le dijo en voz baja mientras su marido sonreía: queremos que seas el padrino de nuestro hijo. Ella, encinta ya, acarició su mano y sonrió con sus labios rosados enmarcando una hilera de diamantes y marfil. Él contestó afirmativamente y siguió llorando mientras su sonrisa se mantenía implacable en el rostro
Volvían a llamarle. Su nombre se repetía una y mil veces multiplicado por el efecto del veneno en sus sinapsis. Probablemente era María, la mujer que le había llevado al altar, la mujer que le adoraba, a la que él respetaba y cuidaba, la mujer que había dado a luz a sus hijos y la que lloraría su muerte. La mujer a la que, por un capricho cruel del destino, jamás podría amar.
El día de su boda emergió desde el recuerdo. Las imágenes de la bella doncella que venía por el pasillo llenaron su atención. ¡Qué hermosa estaba! Todo el mundo la miraba y sonreía. Era una novia perfecta. En el altar, él, miraba hacia el pasillo mientras por el rabillo del ojo veía a una mujer embarazada ostensiblemente justo por debajo de él, a su izquierda. Cogió la mano de su mujer, le juró amor eterno en voz alta mientras sus ojos miraban a otro lado y renovaba sus lazos reales con una mujer que nunca sabría la verdad.
Los golpes en la puerta le volvieron a traer. Ahora sonaban más claros, aunque terriblemente deformados. Y más cercanos. Alguien estaba abriendo la puerta.
Las manos le temblaban y soñaba con el día en que sostuvo por primera vez a su ahijado. Era pequeño y rosado, con los mismos ojos de su madre que le miraba con un amor muy distinto al suyo. Él, sonriendo, hacía chistes metiendose con su padre que le miraba desde el sillón de maternidad, con su socarrona sonrisa complacida de padre recién estrenado. Él, leyendo la felicidad en el rostro de ella, no podía sentirse peor por dentro. Por su propia infelicidad a pesar de estar cerca de ser padre él también y por odiarse por el hecho de seguir enamorado de la mujer de su mejor amigo. Pero eso era algo que pensaba llevarse a la tumba.
Gritos. Gritos muy fuertes cerca. Puede ver la cara de María encima de él. Tiene los frascos en la mano y le agita por los hombros pero él no siente ya nada. Se va. Vuelve. Dice algo de una ambulancia. No sabe que ya es muy tarde.
Ayer ella murió. Su coche salió de la carretera y golpeó una farola que había en el lateral. Su cuerpo, inerte, le fue mostrado esta mañana. Su hombro, tembloroso, sirvió de pañuelo a su amado esposo. Él, libre por fín de llorar, se había vaciado de la angustia que hacía décadas que le corroía por dentro.
María agitó de nuevo el cuerpo de él, buscando revivirlo de nuevo. Él, absorto en sus recuerdos, querría decirle que hacía tiempo que había muerto, que ella sólo había amado una carcasa vacía. Pero ya no puede.
Con un último estertor su corazón dejó de latir. Su mente dejó de sufrir.