Cojo mi teléfono de última generación con Bluetooth y Wi-fi, marco el número del operador. Lo cojen inmediatamente.
-Estoy dentro- digo con mi mejor voz de Elegido.
Cuelgo y miro a mi alrededor. Un guardia de seguridad me mira con cara inquisitiva y examina mi atuendo de arriba abajo. Gafas de sol Oakley, traje de Armani impecablemente negro, zapatos italianos elegantísimos a la par que cómodos e, indeflectiblemente, negros, gabardina negra hasta los tobillos meciendose al compás de la brisa y dándome el toque necesario para parecer lo que soy. El Elegido.
Me acerco con paso firme, mis tacones resuenan por todo el vestíbulo con un ruido seco, rítmico, síncronizado con el sonido de mi propio corazón y el de mi futura víctima. Con cada zancada la tez del hombre se vuelve un poco más blanca y comienza a temblar ligeramente. Al llegar a su altura intenta hacer su trabajo y me pide la identificación. Le paso mi tarjeta del videoclub bocaabajo y él, sin quitarme la vista de encima la pasa por el lector magnético. El aparato, diligente, pita para avisar de que esa tarjeta no es válida. Mira un segundo el aparato y recoge la tarjeta para devolvermela.
-Esta tarje
La voz se apaga con un murmullo tenue, solapado bajo el crujido del cuello al partirse. El movimiento ha durado apenas unos microsegundos en los que la cabeza del agente ha rotado 270 grados en ambos sentidos mientras sus vértebras se quebraban y su médula quedaba reducida a fosfatina. Un golpe seco posterior lo ha encajado todo precariamente dejándolo con los ojos en blanco y rígido como una estatua. La cámara de seguridad no ha podido registrar nada de eso, todo ha sucedido a velocidad sobrehumana. El agente no había podido soñar con una muerte más indolora que la que he proporcionado
-Gracias, agente- las palabras surcan el vacío donde nadie más que yo puede ya oirlas mientras recojo la tarjeta de los inermes dedos que la sujetan. Sonrío mirando la mueca que ha quedado en el rostro del pobre hombre. No hubiera querido que fuera así, pero me podía haber delatado.
Me dirijo a los ascensores sabiendo que estoy siendo observado por las cámaras. Les ofrezco mi mejor sonrisa de Elegido. Puedo incluso oir un cling cuando la luz se refleja en mis Elegidos dientes. Pulso el botón para llamarlo. El ascensor llega y abre perezosamente sus puertas. Entro en su interior, pulso el botón de la planta de destino y espero a que las puertas se cierren. Con un seco ruido seco las puertas se cierran a la vez que, fuera de mi campo de visión, la cabeza del agente cae con ruido orgánico contra la mesa al desplomarse como un muñeco
En la sala de control otro agente observa distraidamente como se cierran las puertas mientras la cámara rota por la habitación y se posa en la espalda del agente caído. El guardia, súbitamente despierto, busca febrilmente el monitor interno del ascensor donde me acabo de subir. Yo ya no estoy allí.
Salto desde el hueco del ascensor hacia el piso inmediatamente superior y abro las puertas sin apenas esfuerzo. La planta está en silencio pero sé que me están buscando. Espero que no me encuentren, la misión es importante, pero debo minimizar el coste en vidas humanas. Ellos no son culpables.
Me dirijo a las escaleras de emergencia, tengo que ascender cinco pisos y los ascensores están prohibidos. Debo pasar lo más desapercibido posible y evitar las cámaras de seguridad que me delaten.
Mal comienzo. En las escaleras de emergencia un guardia de seguridad me acaba de avistar y levanta su arma apuntando a mi cabeza. El primer disparo pasa a un par de centímetros de mi sien. Ni siquiera me preocupo de esquivarlo. Avanzo con paso firme y acelerando hacia mi adversario. El agente, horrorizado, vacía el contenido del cargador apuntando a mi pecho. Ninguna bala logra impactar, no estoy donde él cree que me ve. Llego a su altura y descargo mi puño en mitad de su cara sin intentar controlar la fuerza. Los nudillos hunden hueso, cartílago y masa encefálica y acaban impactando en la pared, que tiembla ostensiblemente al igual que toda la estructura del edificio. Debería aflojar un poco, son sólo humanos.
La bala sale del cañón del arma del agente que no había visto con una detonación demasiado sonora. Me giro a una velocidad quasilumínica y todo empieza a moverse muy despacio. Observo la bala saliendo del cañón del arma, el casquillo expulsado en una nube de gases calientes que fluctua como si fuera agua. Veo su forma aerodinámica surcando el aire a una velocidad superior a la del sonido pero que a mí me parece que casi no se mueve. Tengo tiempo de deleitarme con los patrones que imprime al aire al desplazarse, noto cómo se deforma por la presión y la velocidad. No hay tiempo para diversiones. Observo, a un nivel más bajo, el programa que corre por debajo de la realidad virtual que creo estar viviendo. Un programa simple, diseñado para proporcionar un aspecto real al movimiento de la bala que, realmente, no existe. Niego sus reglas, me niego a permitir que la cadena de datos que compone la bala siga su curso y destruya mi cuerpo y mi mente. Busco las variables del objeto, depuro el código y redefino algunas cosas. La bala ya no tiene una velocidad altísima en mi dirección, ahora la bala ha invertido su trayectoria y alcanza una velocidad que prácticamente la desintegra. No importa, realmente, no demasiado. Al menos para el pobre guardia que recibe el impacto en medio del pecho sin llegar a darse cuenta de la magia que acabo de utilizar.
No dejo tiempo a que más agentes se reagrupen, escapo escaleras arriba a la máxima velocidad que puedo desarrollar. Los pisos pasan velozmente, sin apenas ser vistos. Llego a mi planta.
En la otra cara del edificio está mi primer objetivo.
Corro hacia allí esquivando los ruidosos agentes que aún me buscan. Vislumbro el objetivo. Una ventana orientada al Norte y, afortunadamente, abierta. Apreto aún más mi carrera desesperada y salto al vacío. Veinticinco metros me separan de otra ventana, abierta como siempre, que se encuentra en el edificio de enfrente. Prácticamente vuelo en su dirección y observo el suelo que se encuentra a cien metros más abajo. Es curioso que en la vida real tenga vértigo
Alcanzo el objetivo, atravieso la ventana y ruedo sobre mí mismo con las dos pistolas desenfundadas, cargadas y listas para abrir fuego. Pero no hay nadie sobre quien abrir fuego.
En el edificio de enfrente aún buscan al asesino sin sospechar que el plan nada tenía que ver con ellos ni su maldito edificio. Ya estoy en mi objetivo. Ahora sólo me queda llegar al ordenador y
-Señor Anderson
la voz suena traicioneramente a mis espaldas.
Mierda
-Vuelve a llegar tarde a trabajar, como siempre
Mierda, mierda, mierda
Hasta los elegidos se tienen que ganar de alguna manera los garbanzos, ¿no?
Post dedicado a los autores de "Dentro de Matrix". Magnífico trabajo el vuestro, sinceramente... :-)
Viendo que mi sequía de ideas no acaba y temiendo por la continuidad de este blog he decidido apostar por posts algo más espontáneos y actuales. Algo más a salto de mata que me permita ir llenando entradas aunque no sea con textos de calidad. Puede que salga algo bueno de vez en cuando, aunque yo no contaría con ello. Leeis esto bajo vuestra cuenta y riesgo.
Viendo que no voy a poder llenar un post cada día con mis conquistas femeninas (creo que en un año no he llenado más que un par y da gracias ) voy a tener que ampliar mis temas, muy a mi pesar. Un tema que me gusta mucho y del que no hablo por considerarlo tabú es el fútbol. Como ya dije en otro post que no tiene nada que ver con éste el tema del fútbol es un tema complicado ya que hay tendencia a herir sensibilidades. Hoy en día hablar de fútbol con según qué personas es como mentarle a su puta madre en términos de cagarse en ella. Sí, así de triste es la vida de algunos que viven por y para el fútbol. A pesar de todo, voy a hablar de él porque, al fin y al cabo, como estoy detrás del monitor nadie me podrá pegar diga lo que diga. Espero no ser muy duro
Hay estudios que afirman que, dado que el modelo de civilización actual ya no se sustenta en la estructura jerárquica de tribus o pequeños grupúsculos de personas enfrentadas unas a otras, la adhesión a un equipo de fútbol (hágase extensible a otros deportes) es la manera que tiene el individuo (siempre masculino, aunque conozco chicas MUY guerreras con el tema) de identificarse con su tribu y tener esa sensación de pertenencia a un colectivo que le permite sentirse seguro y como en casa. Puede que no le falte razón, desde luego, para eso les pagan, para que investiguen. Yo no sé si esto es así o simplemente somos unos borregos que nos embelesamos con cualquier banalidad, lo que sí que tengo claro es que los hinchas de clubs de fútbol pueden llegar a ser tan violentos por su equipo como antaño lo hubieran sido por sus respectivas tribus.
A mí, personalmente, me gusta el fútbol. Sí, ya sé que sonará raro en un tipo que se las da tanto de sensible y metrosexual (que no significa que la tenga de metro). Bueno, la verdad es que de metrosexual tengo lo mismo que de rubio. Sensible sí soy, pero lo cortés no quita lo valiente, me gusta ver fútbol y, mucho más, practicarlo. Sé la dificultad que tiene hacer según qué cosas con el balón y cuando veo a alguien como Zidane ó Ronaldinho haciendo magia con la pelota no puedo hacer nada más que admirarlo. De igual manera lo hago con quien en mi ámbito laboral consigue hacer magia con los ordenadores, alguien es capaz de hacer cosas que tú no puedes y tienes tendencia a intentar imitar el modelo y ser como él. Es por eso que me gusta sentarme a ver un buen partido de fútbol y deleitarme con lo que esos magos son capaces en enseñarme. Pero no creo que deba excusarme por ello, es uno de mis hobbies y no hago daño a nadie con él. De hecho, cada día veo menos fútbol y lo juego más, que es lo que realmente me gusta.
Hay, sin embargo, muchas personas a las que el fútbol hace perder la cabeza. Gente violenta que llega a matar por lo que dice que es amor a unos colores. Discrepo, evidentemente. Yo soy del Barça de toda la vida, culé hasta la médula desde la cuna hasta la muerte pero no estoy dispuesto a permitir que ésta me llegue porque me discuto con alguien del Madrid y la cosa llega a mayores. Intento ser tolerante con la gente por temas como el color de la piel o la orientación sexual así que sería estúpido discriminarlos por el equipo por el que profesen cariño o admiración. Sin embargo, el odio, ese odio engendrado en la gente por los motivos que sean, es el culpable de que haya violencia en el fútbol. Leyendo el libro de Antonio Salas Diario de un skin me di cuenta de que yo conozco gente como la que describe en ese testimonio de primera mano. Gente que ha sido débil, a la que han puteado, que siempre se han dejado pisar y que, de repente, toma conciencia de su poder como grupo y decide hacerselo pagar a la sociedad que lo ha relegado a ese puesto anodino, sin futuro y sin respeto. Y se vuelven violentos y se rodean de iguales a ellos
y se sienten poderosos porque una tribu los ha aceptado y con ellos sí se saben en su sitio. Un sitio donde decides la vida y la muerte de la gente porque tú eres el amo. Conozco gente así. Y no era mala gente hace unos años. Sí, estaban puteados pero me caían bien. Ahora no puedo ni mirarles a la cara porque me dan asco. Y pena, mucha pena.
Pero la violencia es sólo una vertiente de este juego. Leía hace unos días un post famoso ya en el que hablaban de por qué el Diego, el gran Maradona, significaba tanto para los argentinos. Podeis leerlo aqui y vale la pena hacerlo. Realmente me emocioné cuando lo leí y recordé cuando yo era un niño gordo y bajito con muchos problemas en la vida. Eran malos tiempos para mí pero siempre había algo que me alegraba. El Dream Team, el mejor equipo que el Barça ha tenido jamás, campaba por España y por Europa exhibiendo un fútbol de ensueño, maravillando con su juego. En este Dream Team había un jugador llamado Hristo Stoichkov que lo era todo para mí. Gracias a él y a otros muchos que había en ese equipo no me hundí del todo y disfrutaba con el fútbol lo que la vida no tenía a bien darme. Lloré, sí, lloré cuando marcó Koeman el golazo de Wembley como lloré cuando el Milán nos humilló en Atenas. Y no me arrepiento de haber vertido mis lágrimas por algo tan tonto como el fútbol. No, entonces el fútbol era algo que llenaba mi vida, una de las cosas más importantes que tenía. Hoy en día no sería capaz de llorar por un partido, he descubierto que existen cosas como el amor, la amistad y la autorrealización que dan un sentido nuevo a mi vida y son las cosas por las que podría llorar. Pero quien sabe si estaría aquí si no hubiera sido por ellos
Hoy hace un día de cojones. De verdad. Me he estado paseando por Barcelona y con el solecito que hacía apetecía realmente hacerlo. Yo no soy muy dado a hacerlo, suelo considerarlo una pérdida de tiempo pero hoy, hoy ha sido diferente.
A riesgo de que me llamen machista (que lo harán, con Angua a la cabeza) diré que el gran incentivo que he tenido para darme un largo paseo por los alrededores de Sants han sido la inmensa cantidad de mujeres que había rondando por ahí. Sí, amigos míos, el eterno tema de Anakinet, las mujeres. Reconozco que me paso medio año esperando al calorcito para poder ver a todas esas chicas paseando ligeritas de ropa. Es un placer divino, de los más elitistas que conozco. Barcelona se pone por estas épocas preciosa, en gran parte debido a lo dicho. Los arboles verdes, el aire un poco menos cargado y cientos y cientos de mujeres hermosas paseando por ahí y enseñando carne. Es hermoso, pardiez!
Como es obvio y se ha comentado miles de veces, la mujer es un ser intrinsecamente bello. Todo en ella está diseñado para parecer hermoso. Las curvas, los colores, el brillo de sus ojos y labios, la sedosidad de su cabello, la elegancia de sus movimientos... todo incita a la observación, al deleite. Cuando no se sienten observadas es gratificante analizar sus movimientos cadenciosos, sus andares sensuales a su pesar, sus gestos instintivos de coquetería. Llaman la atención involuntariamente, roban miradas allá por donde pasan de hombres que, como yo, no pueden evitar rendirse a la evidencia de que Dios (o el Arquitecto) está detrás del diseño de esos muslos, esas caderas o esos pechos. Lo vuelvo a reconocer, soy un mirón. un pequeño voyeur que posa sus ojos indignos en todo especimen que pasa cerca de él. Y no quiero (aunque no puedo evitarlo) quedar como un baboso que acosa a las mujeres. No hay nada de eso en mi proceder. Es, de forma tan simple como devota, amor en estado puro. Sí, es cierto, amo a todas las mujeres que encuentro en mi camino y que atraen mi vista. Las amo unas centésimas, unos segundos como mucho para luego seguir con mi vida y ellas con las suyas. Durante un instante me siento atrapado por algo, por algún hermoso detalle de ellas que me incita a mirarlas con cierta timidez, con cierto miedo a ser descubierto en una práctica que tan mal vista está en la actualidad pero que tan usada es como inevitable resulta. ¡Cuantos ojos he admirado en mi poltrona del tren mientras finjo estar absorto en mi lectura! Adoro ciertas tipologías de mujer y no puedo evitar sentirme fascinado cuando las veo. Morenas de ojos verdes y menudas, pelirrojas de ojos esmeralda y piel blanca, altas y estilizadas castañas de ojos negros... todas ellas forman arquetipos que busco en mis quehaceres diarios para luego verlas un segundo, extasiarme y apartar la mirada para no volver a verlas jamás. Nunca en la vida se me ha ocurrido acercarme a ninguna de ellas y expresar lo que ese segundo ha significado. No creo que lo entendieran y mucho menos viniendo de un tipo tan vulgar como yo. Creo que hago bueno el dicho de que la belleza se encuentra en los ojos del que mira. Yo siento la belleza, la intuyo, está dentro de mí y la encuentro allá donde miro. He encontrado la belleza en tantas mujeres durante mi vida que me sentido abrumado por ello. Algunos dirán aquel tópico de que me gustan todas. Puede ser, pero no hay nada de malvado en ello, bajo mi parecer. Creo que todas tienen algo en común que las hace bellas aún a pesar de los defectos evidentes que puedan tener. Algo esencial de belleza que las comunica a todas ellas y las engloba dentro de un mismo género que soy tan capaz de reconocer. Algo que las entronca a todas y las acerca al concepto de belleza, de divinidad, de perfección. Puede que sean mis instintos de hombre que me hacen sentir que todas ellas pueden ser las madres de mis retoños o puede que sea una parafilia que me retuerce el alma desde hace muchos años. No lo se. No puedo afirmarlo. Sólo sé que cada vez que alguna capta mi mirada velada y me sonríe en señal de comprensión, soy un poco más feliz...
PD: Se me olvidó comentar que alcancé los 500 comentarios el otro día y que tenía intención de agradecer a esa persona en concreto su colaboración en mi blog de alguna manera. Al hacerlo a toro pasado puede ser que quede más falso que Judas pero quiero anunciar que el ganador es .... emoción, intriga, dolor de barriga.... ¡Veti! Aún no sé cual va a ser el premio, pero algo se me ocurrirá. De momento, muchas gracias a tí , Veti por tu comentario y todos los demás por los 499 restantes.
A los 1000 hablamos. :P
Bueno, bueno, bueno... Se acabó el fin de semana de celebraciones y estupideces y ya estoy de vacaciones. Sería imperdonable no escribir algo hoy y
¿qué menos que haceros cinco centimos de euro de la boda y todo lo que vino después?
Aviso que me acabo de levantar y que estoy de resaca gorda, así que no espereis demasiadas figuras estilísticas ni estilo ni un mínimo de coherencia...
La boda estuvo... curiosa, cuanto menos. Al contrario de lo que pensaba no acabé borracho como una cuba, todo lo contrario. Claro, que no contaba con que la mitad de la familia se lleva a matar con la otra mitad y me pasé media noche mediando entre familiares para que la sangre no llegara al río... Sí, triste, pero es la realidad. Me tuve que llevar, incluso, al novio fuera a que le diera un poco el aire porque quería cascarle a su hermano... De peli, vamos. Si llego a tener una cámara en condiciones me filmo una peli en plan "La Fiesta" con pocos medios y mucho público. Además, si les dejo solos seguro que sale algo como "Reservoir Dogs" y me forro. Humm, ya estoy deseando currar con Uma Thurman... :-)____
El caso es que, por lo menos, ví a algunos de mis primos que no veo a menudo, como la perra de mi prima que está en Irlanda hinchándose a cerveza y whisky o mis tios de Mallorca. Nos reimos mucho, mucho. Lo que pasa es que la boda en sí me dejó mal gusto de boca por las movidas que hubo. La fiesta posterior sí estuvo muy bien y, atención, acabé pillando cacho!!!! YUHU!!! Ná, un besuqueo con una tía que conozco, pero al menos no es LA DE SIEMPRE, que ya tiene el sobrenombre de la "salida de emergencia". Bueno, en realidad es una amiga suya :P y tiene 30 tacos. A ver si esta semana nos vemos otra vez y me enseña algo sobre la vida y el amor o por lo menos sobre sexo.
El domingo es para olvidar, al menos las horas de sol porque me las pasé durmiendo como un bendito y luego currando. Como hoy no tenía que trabajar me fui con los compañeros a un karaoke y saqué estas brillantes perlas:
- No tengo voz, aunque sé cantar. Es decir, tengo ritmo, entonación, cadencia y me sé las letras de memoria pero no dispongo de un juego de cuerdas vocales en condiciones.
- Cuando voy un poco bebido canto mejor, pero como me suelo poner a fumar como un bellaco el efecto dura poco rato.
- Soy el único del bar que tiene idea de inglés.
- Esto último fue de escándalo en patadas a la lengua de Shakespeare demostradas en "Careless Whisper" (ainevasinyulukinsolonlisyudirtunai), "With or Without you" (sidestonserinyorfeis) y "Losing my religion" (olaispiguerdanmianyu).
- No puedo cantar canciones melancólicas porque me da por pensar y la cago. Anoche me dió la tonta y me puse a pensar en lo solo que estoy, en que si nunca voy a encontrar a nadie y me pudriré sólo en casa mientras el gato se me come la cara cuando se le acaben los Friskas Gran Menú. Hoy, mucho más sobrio y sereno, no tengo la angustia que tenía ayer, pero me sigue molestando el tema. Ya no me encuentro ni gracioso, ni interesante, ni nada. Si, realmente tengo miedo de acabar sólo, aunque me cueste reconocerlo. El caso es que soy consciente de que debería hacer algo por evitarlo pero no sé el qué. Dejo pasar el tiempo y pienso que ya llegará pero el hecho está ahí, llevo un año sólo y hace poco constaté un hecho. Todo el mundo que ha salido conmigo, haga 9 años o 1 está emparejado y lo está en serio. Algunas están casadas, otras se casan este año y otras viven en pecado pero todas, absolutamente todas ya tienen a alguien. Y el caso es que he tenido que ser yo siempre quien las deje a ellas porque creía que eran ellas las que hacían las cosas mal, las que se estaban equivocando. Siempre he creído estar haciendo lo correcto y, sin embargo, ahora soy yo el que está sólo, el que no encuentra a nadie mientras ellas tienen vidas felices en su nucleo familiar recién estrenado. ¿Qué es lo que hago mal? No lo se, sólo sé que por más que lo intento nunca doy con la mujer adecuada, que nunca tengo la sensación de que vaya a llegar a buen puerto con nadie. No sé, no soy un clásico, no pienso en matrimonio y piso como un fin último en la vida, quizá como algo complementario a una vida sentimental plena pero, si soy incapaz de tener esa vida sentimental estable, ¿cómo voy a pensar en casarme o tener hijos? Me gusta la idea de tener hijos, sí, pero cuando tenga una mujer con la que compartir mi vida y sepa más o menos seguro que la cosa no se irá al garete a las primeras de cambio. Yo me he criado sin padre (por otras circunstancias) y no es lo mejor que puede tener uno. Se notan las carencias del modelo paterno aunque no sea muy evidente. Yo no quiero eso para mis hijos, quiero darles lo mejor que se les pueda dar y eso incluye unos padres que se quieran y que tengan su propia vida. Mi madre ha vivido por y para sus hijos y eso ahora le está matando. Nosotros ya somos mayores, ya tenemos nuestras vidas independientes y no la necesitamos tanto como antes. Ahora dispone de tiempo y no sabe qué hacer con él, sólo sabe invertirlo en nosotros y nosotros ya no lo necesitamos. Yo no quiero acabar así. Yo quiero tener un/os hijos que tengan su propia vida cuando les toque y yo la mía y sí, querernos y necesitarnos, pero no basar la vida en el otro...
Disculpadme, no estoy muy centrado.
Hay que ver cómo me puedo llegar a aburrir con todas las cosas que hago y todas las que tengo que hacer...
Angua, en mi último post, me culpa de no actualizar. Tienes razón, ¿qué quieres que te diga? :-) Pero es que se me hace muy cuesta arriba ponerme con esto, no tengo buenas ideas para escribir y, encima, tengo la sana/mala costumbre de leer blogs con mucha calidad que me hacen sentir un poco torpe a la hora de expresarme. Angua, Jamfris, Aranluc, Veti, Manu, el Tato, hallofon, rita (cuando se acuerda), somo, Adrian, etc, etc, etc... tienen cosas que decir y saben decirlas con estilo, cosa tan o más importante que el que te pasen cosas. A su lado palidezco y me siento como un niñato que explica sus pajas mentales (las físicas para Sufrido) de una manera infantil y repetitiva. Es por eso que no me pongo todos los días a decir algo, lo que sea.
No es que no me pasen cosas. Joder, esta semana ha sido para enmarcarla pero no he sacado fuerzas para escribir unas tristes lineas que expliquen tal o cual anécdota. Porque las hay...
¿Recordais la escena de "Colega, ¿donde está mi coche?" (sí, ya sé que vosotros sólo veis a Kurosawa y Bergman, pero a lo mejor os lo han explicado) en la que los dos protas se paran en un semáforo con su nuevo coche y se para otro al lado con una pareja que, al verlos, se dan el lotazo y ellos, para no ser menos, también se lo dan? Pues eso mismo me pasó un día de esta semana. Iba con mi amigo Peris (quien, por cierto, tendrá blog dentro de nada. Que miedo...) en el coche y se paró un 306 descapotable al lado con una rubiaca y su novio metrosexual al lado. La estábamos mirando, como a cualquier otra tía, y el novio, celosillo él, le dió un repaso a la campanilla para marcar el territorio. Pero con ganas, ¿eh? Que yo pensé que se le iba a acabar meando en la pierna o algo por el estilo. Pues, no se, algo hizo "clic" en mi cabeza, cogí al colega y simulé que le daba un beso. La tía, que no nos había quitado el ojo de encima, se escojonó delante de su novio que no había visto nada y arrancó sin esperar ni a que el semáforo se pusiera en verde. Fue un puntazo y no se me ocurrió hasta el cabo de un rato de que eso ya lo había visto en una peli. Era un "conocimiento infuso", como yo los llamo. Es cuando sacas algo de tí que no sabes muy bien cómo ha llegado o de dónde lo has sacado, pero que sabes que no es propio de tí, que lo has leido o visto antes. Me pasa mucho. A veces me posee el espíritu de Ford Fairlane, de Darth Vader o de Chiquito de la Calzada y salen cosas de mi boca que yo no he pensado. Es lo que hay...
Por cierto, una de las razones por las que tampoco he posteado es porque sufrí una dolorosísima lesión el domingo pasado y no he podido moverme demasiado en 2 ó 3 días. Se me contracturó el trapecio derecho y se me subió el hombro durante un par de días y, la verdad, no era muy agradable escribir. Aparte de que el Peris me cerró el portón trasero de su coche en el hombro sano y tampoco me lo dejó muy bien. Esta última semana, entre la fiesta del sábado y lo de los hombros, parecía Mr. Bean....
Este finde empieza una buena época para mí. Mañana tengo una boda (mi primo, animalico, no sabe lo que hace) y, por tanto, no curro en el bar y, encima, la semana que viene tengo vacaciones para hacer cursillo para el curro nuevo y no tengo que hacer ná de ná de lunes a viernes (lástima del viernes que empiezo en el bar, pero, en fin...) así que me dedicaré a jugar a futbol y sacarme el carnet de conducir (que ya toca). Por cierto, miedo me da la boda. Nos juntamos el núcleo duro de los primos por segunda vez desde que somos adultos y con una barra libre. La verdad sea dicha, somos todos unos borrachuzos irredentos (el novio también) y ya la liamos en la boda de su hermano. Si tengo la fortuna de conseguir que mi madre la pille pronto puede ser de escándalo. No me gusta emborracharme mucho delante de ella, la pobre ha tenido ya unos cuantos disgustos conmigo por el tema (cuando no sabía decir basta) y no me gusta que me vea en según qué estados. Como además mis hermanos han desertado tengo carta libre para agarrarla en buena compañía (me llevo muy bien con algunos de mis primos y hace tiempo que no nos vemos) y desfasar cacho sin miedo a represalias (la mayoría de la familia irá igual o peor). A ver si además engancho a alguna incauta y logro no llegar al año sin echar un caliqueño (cosa difícil). Y si no lo consigo pues... haré una fiesta. :P
Creo que ya no tengo nada más que decir y, además, plego dentro de nada que me tengo que ir al bar. Espero no estar muy resacoso mañana para deciros unas palabrillas, aunque sea con poco arte! xDD
Hace mucho tiempo que no posteo. Quizá sea falta de tiempo, de ganas o de cosas que explicar. No tengo material suficiente para hacer un post monotemático de lo que sea, así que no me queda más remedio que hacer uno con todo lo que me ha pasado por la cabeza en la última semana y pedir indulgencia por ello.
Vamos que nos vamos!
Recordaba el otro día una anecdota de mi paso por Huelva, una cosa nimia pero que me dio qué pensar. Todos recordamos la famosísima ley Anti-botellón que dictó nuestro anterior gobierno. Famosísima porque no lleva a ningún sitio, claro. Era una ley estúpida, tan fascista como inútil. No se puede evitar que la gente beba, es un derecho que tenemos. Y si se trata de evitar que la gente lo haga en la calle para no molestar habilita sitios donde la gente pueda hacerlo sin molestar pero no sirve de nada prohibirlo en la calle porque yo lo he seguido haciendo cuando me ha apetecido, más escondido, quizás, pero lo he seguido haciendo. Y si no, en mi casa. El caso es que con la puta ley lo único que han conseguido es que los locales de aquí se forren ya que, además, han subido el precio de los cubatas a un nivel altísimo, poniendo además un garrafón impresionantemente asqueroso. Pero es que, además, me he dado cuenta de que el rasero no es el mismo en todos los sitios. Aquí la gente se enconde para hacerlo pero resulta que la primera noche que salí allí en Huelva había una AVENIDA llamada Pablo Rada donde había CIENTOS Y CIENTOS de personas bebiendo sus cubatas caseros en medio de la calle y NADIE les decía nada. Me quedé sorprendido porque eso no es habitual aquí en Barcelona, ni mucho menos. ¿Por qué se aplica este doble rasero? No lo entiendo, pero está claro que eso hace la ley aún más injusta. Espero que ZP la quite pronto....
Por otro lado no puedo dejar de comentar la grandísima noche de ayer, a pesar de los incidentes que luego relataré.
Anoche celebrabamos el cumpleaños de dos amigos mios y yo, como siempre, llegué tarde por el curro y me los encontré a todos debidamente dispersos por el alcohol pero de muy buen rollo. Hay que recordar que la gran mayoría de ellos no suele salir y no están acostumbrados a beber ni a fumar substancias psicotrópicas por lo que les afectó bastante. Yo me puse a su nivel en cuanto pude (los porros me suben muy rápido) y estabamos todos riendonos un montón en un local del centro. Buena música (Dire Straits, Queen, David Bowie...) y mejor compañía, decidimos dar el salto a un local más parrandero y dar rienda suelta al cachondeo. Por la calle, un muy buen amigo mío (aunque no lo parezca) quiso hacerme una travanqueta y con su pedazo de borrachera no le salío todo lo bien que quería y me acabó dando un patadón en mitad de un gemelo. Lo malo es que el chico llevaba unas botas de siniestro con punta de acero y consiguió subirmelo... Ya me podeis ver retorciendome por el suelo de dolor y sin saber qué coño había pasado. Una imagen patética.
En el local ya las cosas se empezaron a salir de madre y acabamos haciendo un espectáculo patético allá por las 6 y media de la mañana hasta que nos tuvimos que ir porque ya nos ponían la música de "Lo que el viento se llevó" (verídico) y la bailabamos.
Decidimos ir a comernos unos churros y fuimos donde siempre (que hacía como 4 años que no íbamos) y ya nos ves a todos borrachísimos, poniendonos como cerdos con el chocolate y metiendonos los unos con los otros sin ningún tipo de piedad. Nos estábamos riendo una barbaridad (espero las fotos con ansia) y se me ocurrió mencionarle a una amiga mía que tenía una pelusilla en el ombligo. Su novio, de cachondeo, se empezó a picar conmigo "que haces tú mirando a mi novia en el ombligo... que si te voy a dar..." y entonces, en un alarde de falta de control de su propio cuerpo, me quiso asustar con un amago de cabezazo con tan mala fortuna que me acabó dando de verdad en mitad de una ceja y ahora luzco un chichón la mar de majo que hace las delicias del respetable....
Más o menos ahí acabó la noche (literalmente porque ya eran las 8) y me fui a dormir. Estaba cansado, dolorido, con un chichón y un proyecto de resaca muy interesante. El caso es que me he levantado hace un rato y, salvo el chichón, que no se lo salta un galgo, estoy de puta madre. Ni tengo resaca ni estoy cansado ni ná de ná. Si es que cuando uno se lo pasa bien....
Quiero dedicar este post a mi nueva amiga Xena que se está portando bien y se está leyendo mis posts antiguos desde el principio. Only you can make yourself unforgetable, baby...